La Prensa Táchira-Agencias.-Venezuela quedó sumida en la oscuridad justo hace un año. Durante la tarde del 7 de marzo de 2019 un apagón dejó sin electricidad a todo el país petrolero, que reaccionó con incredulidad.
Los servicios técnicos tardaron más de 24 horas en restablecer el fluido eléctrico, pero las fallas eran continuas y el 25 de marzo el país volvió a quedar a oscuras, generando la desesperación entre los venezolanos. Un fenómeno que se dio en hasta tres ocasiones, con cortes intermitentes que se extendían hasta los 10 días en zonas más desfavorecidas, dejando unas consecuencias que todavía siguen vigentes.
El corte dejó sin agua a los hogares en Caracas, dado que el sistema requiere de electricidad para mover los motores que transportan el recurso hídrico, provocando el caos ante la falta de suministros básicos. Sin señal en sus teléfonos, ni internet en los computadores, muchos venezolanos pasaron esos días encerrados en sus casas.
Un año después, las fallas eléctricas son una constante en el país y para los venezolanos del interior la oscuridad se convirtió en su rutina y la luz en una excepción. Solo durante el 2019, el país registró 87.610 fallas eléctricas, una media de 240 cortes por día, según el Comité de afectados por los apagones.
Más de 10.210 cortes eléctricos en el 2020
En lo que va de año 2020, se han registrado 10.210 cortes. Una crisis que ha tenido un precio altísimo para aquellos que no viven en Caracas, la ciudad menos afectada, y que genera pérdidas millonarias para el país y los negocios locales. Analistas de mercado consideraron que la merma del sector eléctrico fue un factor determinante para que el Producto Interno Bruto nacional (PIB) se contrajera 35% a fines de 2019.
La normalidad nunca volvió a muchas partes del país petrolero que, desde hace un año, ha vivido con racionamientos en el servicio de energía los cuales han tenido como consecuencia la falta de combustible o la paralización de algunas áreas en los hospitales.
En medio de todo, el Gobierno de Nicolás Maduro declaró la emergencia en el sector eléctrico, militarizó aún más la industria y aplicó un racionamiento de energía que dejaba a oscuras durante 18 horas cada semana a casi toda la población, otra vez con la excepción de Caracas. Maduro culpó a la oposición de perpetrar sabotajes y ataques a las instalaciones eléctricas.
"El año pasado hubo 87.610 fallas eléctricas en todo el país, fallas denunciadas, puede haber más. ¿Qué pide el ciudadano? Que se solucione ese problema porque está afectando a su calidad de vida. El ciudadano ya no puede ejercer su día a día", dijo Aixa López, presidenta del Comité de afectados por los apagones. Y asegura que las pérdidas de los ciudadanos superaron los 20 millones de dólares por artefactos dañados. Mientras que otros gremios estiman que el país perdió unos 200 millones de dólares por cada día sin electricidad.
Aprender a vivir a oscuras
En la crisis energética que vive el país, el estado Zulia -rico en petróleo y fronterizo con Colombia- se ha llevado la peor parte. En 2019 sumó unas 5.000 horas sin electricidad, lo que equivale a unos siete meses a oscuras, como denuncian los afectados.
En Zulia, el 20% de los comercios -unos 600- fueron saqueados durante los días de caos y oscuridad. Muchos nunca volvieron a abrir, generando pérdidas de hasta 1.000 millones de dólares, según las estimaciones del presidente regional de la principal patronal, Fedecámaras, Ricardo Acosta.
Un hecho que generó un desplazamiento forzado de muchos de sus habitantes hacia regiones donde los cortes no se sucedían tan a menudo y la temperatura era más baja. "Me vuelvo loca a mediodía", exclamaba Ana Beatriz Espinosa, una sexagenaria que reside en Maracaibo, capital de Zulia, y que ha tenido que soportar "demasiado calor" en los últimos meses sin poder mitigarlo con ventiladores por la falta de electricidad. En las noches sin luz duerme en la puerta de su casa para sentir la brisa.
Estas realidades no son desconocidas por los caraqueños que miran, entre aliviados y preocupados, cómo la falta de energía y sus impactos en la vida diaria se acercan cada vez más a la capital. "En el interior del país se sufre por el gas, por el agua, por el teléfono, por transporte", dice el caraqueño Andris Bravo que se considera un afortunado, pese a quedar sin luz eventualmente por varios minutos debido a los "bajones" que se hacen comunes en algunas zonas de Caracas. "Ahora no sabemos cuándo se va a ir la luz indefinidamente", agrega el joven de 32 años.
Con EFE y medios locales
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