LA PRENSA del Táchira | Agencia. - España es campeona ocho años después, tras los éxitos del 2000, 2004, 2008, 2009 y 2011. El mejor equipo del siglo XXI tiene un líder inigualable al frente.
La Davis de Piqué, la del Mundial de países, fue la Davis de Nadal, la de un monstruo de pasión desbordada que estuvo 14 horas y 12 minutos en pista, participando en ocho de las once victorias de España (cinco individuales y tres dobles), para conquistar la sexta Ensaladera.
El trofeo mítico, reluciente, que con 119 años de historia no pierde su aura romántica pese al cambio de formato y sigue encumbrando o hundiendo a tenistas. Y en cuya cúspide está el campeón de 19 Grand Slams.
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Derrotó Nadal a Denis Shapovalov por 6-3 y 7-6 en 1h54 y la Caja Mágica explotó. Como lo hicieron Roberto Bautista, Pablo Carreño, Feliciano López y Marcel Granollers.
Los cinco jugaron en Madrid. Unos tuvieron un papel dulce y otros ingratos. Pero juntos fueron más fuertes alrededor del mito. No hizo falta el dobles tras el 2-0 a Canadá.
La primera edición de las finales de Copa Davis bajo el formato del grupo Kosmos, que preside el futbolista del Barcelona y que reunió a 18 países en Madrid.
España hizo honor a su lema de 'New era, same soul' (Nuevos tiempos, el mismo alma) porque, entre otras cosas, Nadal se empeñó en que fuese así.
En que la épica y el honor no desaparecieran. Es su quinta Davis, igual número que tiene ya Feliciano, tres suma Granollers y Bautista y Carreño se estrenaron.
Mientras atronaban los acordes épicos del Carmina Burana, como en Gladiator, el equipo español salió a la pista con Roberto Bautista en sus filas.
El hombre que tuvo que dejar la Copa Davis hace tres días por la muerte de su padre quería acabar lo que empezó hace una semana. Y con ese deseo dio a España el primer punto de la final, al derrotar a Felix Auger ? Aliassime por 7-6 (3) y 6-3 en 1h:49.
Con el corazón encogido y la cabeza fría. Echando paladas sobre un mal recuerdo para mirar hacia adelante, cerró el partido, levantó su dedo índice y la mirada al cielo y corrió a abrazarse con sus compañeros.
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