María Cárdenas | La Prensa del Táchira.- En el Táchira la fe no es solo una creencia, es un hilo invisible que entreteje la vida cotidiana, un ADN espiritual que se manifiesta en cada esquina, carretera y corazón de su gente. La religiosidad es una de las esencias más profundas del tachirense, trascendiendo de los templos religiosos para llenar el paisaje, el comercio y las tradiciones más arraigadas.
De acuerdo con el historiador José Antonio Pulido, esta devoción está "fuertemente arraigada con el ADN tachirense. Es una característica innata, desde las abuelas con sus altares a los santos, la forma de estructurar los cementerios con sus cruces, que son un recordatorio".
El historiador señala que esta devoción es vista en cada uno de los espacios del estado, desde las imponentes iglesias que se levantan tanto en la ciudad de San Cristóbal, como en otros municipios, las referencias religiosas en autobuses, negocios que llevan nombres de santos e "incluso la costumbre de tener una estampa religiosa, tanto en las carteras como en los trabajos de los ciudadanos".
Pulido resaltó que esta expresión de fe es omnipresente y se visualiza desde las capillas improvisadas hasta las cruces que custodian los caminos, marcando el territorio con un profundo sentido de lo sagrado.
Esta red de pequeñas edificaciones de fe a lo largo de las carreteras del estado Táchira ha sido incluso objeto de estudio. La antropóloga Reina Duran, en su libro "Cultura Tradicional del Táchira", señala que hasta el año 1994 había en los caminos 200 capillas pertenecientes a la religión católica. En estas, el culto a la Virgen del Carmen era el más común, siendo señalada tradicionalmente como la protectora de los viajeros en una región de geografía montañosa.
Por otro lado el antropólogo Anderson Jaimes explica que esta religiosidad no viene de la nada, sino es el resultado de una mezcla cultural que se remonta a la conquista. Jaimes explicó que esta devoción se entrelaza con las creencias indígenas de los antepasados. Señala que con la llegada de los primeros frailes al Táchira en 1547 se empieza a implantar el cristianismo con matices mágicos, mezclando así algunos elementos tradicionales de la cultura aborigen con las doctrinas cristianas de la conquista, generando así "formas de pensamiento en la sociedad tradicional tachirense, una de las cuales es el bautismo".
Las fiestas patronales
Esta religiosidad se celebra durante todo el año en cada rincón del Táchira, ya que en el calendario no hay un solo mes sin al menos una feria en honor a un Santo Patrono, convirtiendo así el calendario en una sucesión de fiestas en cada pueblo, que refuerzan esta identidad del tachirense.
Algunas de estas celebraciones han trascendido de lo local, adquiriendo fama no solo nacional sino internacional, como la feria en honor a La Virgen de la Consolación de Táriba, el Santo Cristo de La Grita y la Feria de San Sebastián en San Cristóbal.
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