Parque Agua Gorda yace oculto bajo el silencio del tiempo

María Cárdenas | La Prensa del Táchira.- El Parque Agua Gorda, inaugurado a finales de los años 80 como un pulmón natural y un espacio de recreación de Táriba, es hoy una página borrada del paisaje urbano, un recuerdo nostálgico que sólo perdura en la memoria de los tariberos más longevos. 

El ingeniero e historiador Fernando Moreno describe el lugar, no como un simple parque sino como "un oratorio al aire libre cubierto por las ramas de árboles y un puente curvo en metal y madera". Esta imagen se aleja mucho de la realidad actual, donde esos mismos senderos se encuentran casi desaparecidos y las chozas que alguna vez adornaron el paisaje, yacen en ruinas completamente absorbidas por la naturaleza

La relevancia de Agua Gorda va más allá de ser solo un área verde, puesto que en su creación participó una de las figuras más importantes en la arquitectura y el paisajismo del Táchira, Rafael Rojas. El arquitecto utilizaba las instalaciones del parque como un aula extensiva para impartir sus clases a los estudiantes de la Universidad Experimental del Táchira (UNET), transformando el espacio en una lección viva de diseño y convivencia con el entorno.

El parque que se extiende desde la carrera 1 de Táriba hasta la Autopista San Cristóbal La Fría, frente al Cementerio de Caneyes, era un lugar popular entre los tariberos, los cuales aún recuerdan con anhelo haber disfrutado de sus instalaciones junto a sus hijos. Ramón López, recuerda que el lugar era sumamente popular los fines de semana. "El plan era traer a los niños para que disfrutaran, el parque era muy bonito, pero está acabado". 

El declive de este espacio de recreación inició después del año 2004. "No volvimos a tener una autoridad que se preocupara por el parque", expresó Luis Pabón. Asimismo indicó que el abandono del lugar se debe a la falta de pertenencia de muchos ciudadanos que no buscan cuidar sus espacios. "Esto lo dejaron acabar porque no les importa el parque".  

La falta de mantenimiento y el desinterés de las autoridades, más el paso del tiempo, dejaron que la naturaleza poco a poco devorara cada rincón, cada estructura y camino, sin dejar pistas de lo que alguna vez fue. Solo las estructuras en ruinas pueden ser vistas desde el Puente Colgante que une Táriba con el Mercado, pero sus entradas y caminos se encuentran desaparecidos. 

El parque Agua Gorda es ahora un fantasma en el corazón de Táriba, un testimonio de lo que fue y un recordatorio silencioso de cómo el abandono puede borrar incluso los lugares que una vez estuvieron llenos de vida. 

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