María Cárdenas | La Prensa del Táchira.- Los parques naturales del estado Táchira se levantan como pulmones vegetales y puntos de encuentro social, donde la recreación y la conexión con la naturaleza se mezclan. Sin embargo, el presente de estos íconos verdes es un mosaico de esfuerzos de rehabilitación y desafíos por el abandono, que marcan la lucha por preservar un legado histórico y natural para las futuras generaciones.
En la capital tachirense, el panorama es alentador en algunos espacios. Parques como La Parada y La Romerita actualmente son objetos de trabajos de recuperación por parte de las autoridades, dando así los primeros pasos para rescatar estos espacios icónicos de la ciudad. Además el Parque Metropolitano es uno de los mas concurridos de la ciudad y recientemente se realizaron trabajos de mantenimiento
La fuerza de la comunidad también se hace evidente más allá de la ciudad. En Cordero, el parque Mesa de Aura vive un proceso de transformación gracias al trabajo organizado de sus habitantes y vecinos que se han propuesto limpiar y dar mantenimiento para devolverle el brillo a este lugar, para que vuelva a conquistar el estatus de centro turístico y recreación que años atrás lo caracterizó.
Ejemplos de resiliencia continúan apareciendo en la geografía tachirense. En Borotá, el parque Tío Conejo ha renacido recientemente como escenario para el encuentro familiar. En Rubio La Petrolea, uno de los parques más icónicos de la región, se mantiene firme y abierto al público.
Sin embargo, no todos los espacios han corrido con la misma suerte, el caso más emblemático y preocupante es el parque Río Torbes, uno de los más extensos de la ciudad, cuyo trazado se prolonga a través de tres municipios: San Cristóbal, Cárdenas y Torbes. Este parque presenta una realidad dividida, mientras algunos tramos se encuentran en relativo buen estado y son usados por la comunidad, otros yacen en un estado de abandono alarmante. Grandes extensiones están invadidas por la maleza y sus atracciones como juegos infantiles y las máquinas de ejercicio se observan oxidadas, vandalizadas o simplemente inexistentes.
Cabe destacar que muchos de estos son patrimonios vivientes de los municipios con historias que superan el medio siglo de existencia. Varios fueron diseñados por famosos paisajistas del estado, lo que añade un valor arquitectónico y cultural a su importancia ambiental y social.
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