La policía indicaba que los delincuentes siempre dejaban pocas evidencias en las escenas del crimen sin embargo iban dejando pequeñas pistas

Crédito: Karen Roa

La policía indicaba que los delincuentes siempre dejaban pocas evidencias en las escenas del crimen, sin embargo, iban dejando pequeñas pistas

"Los Estranguladores", la banda criminal que atemorizó a comerciantes

María Cárdenas | La Prensa del Táchira.- Durante finales de los años 60, la Policía Técnica Judicial (PTJ) del Táchira, consiguió poner fin a una de las bandas más infames de la ciudad: "Los Estranguladores"; ladrones y asesinos que tenían atemorizados a los comerciantes y con gran astucia para evadir a la policía durante años. 

En febrero de 1969 "Los Estranguladores" tenían una fama delictiva en San Cristóbal, los hombres ingresaban de manera inesperada a los negocios, planificaban muy bien sus ataques, usaban armas de fuego, pero nunca accionaban el gatillo, así nadie sospechaba que en el interior de los comercios se estaba llevando a cabo un atraco. Haciendo uso de cabuyas, trapos y cinta adhesiva, el grupo compuesto por cuatro hombres, amordazaban a las víctimas y si estas no colaboraban con los criminales,  ponían fin a sus vidas estrangulándolos con una soga.  

Fueron muchas los crímenes de este grupo de maleantes que operó por casi dos años en la ciudad. A pesar que los detectives tenían sospechas de que podrían ser más víctimas, solo se pudieron comprobar dos asesinatos, ambos realizados durante el año 1968. Las víctimas eran comerciantes de diferentes rubros, una mujer de mediana edad y un hombre de origen chino, en ambos casos se negaron a cooperar con los maleantes. 

La policía indicaba que los delincuentes siempre dejaban pocas evidencias en las escenas del crimen, sin embargo, iban dejando pequeñas pistas. No seria hasta el 13 de febrero de 1969 cuando los criminales robaron más de 300 bs, en una conocida ferretería en la Avenida España, los detectives consiguieron varias pistas que los condujeron hasta una de las guaridas de la banda. En Rubio, en una humilde pensión, atraparon a uno de los líderes; en su habitación había diferentes objetos incriminatorios e inmediatamente fue detenido. Este condujo a los policías hacia el paradero de otros tres criminales, no obstante uno de ellos consiguió escapar de la ley huyendo por la frontera con Colombia.

Dos de los detenidos parecían ciudadanos normales, con conductas intachables y sin ningún encuentro anterior con la policía, excepto uno de ellos, quien poseía un récord de 50 entradas a la policía, todos por delitos hacia la propiedad, pero siempre conseguía estar de vuelta a las calles en poco tiempo. 

Con los hombres tras las rejas y sus fotografías en los principales periódicos del estado, la PTJ hizo un llamado a la ciudadanía para que identificaran a los malhechores y saber si habían sido víctimas de la pandilla. Cabe destacar que solo uno de los criminales alegó total inocencia de los hechos, indicando que solo era un honrado trabajador, no obstante las víctimas lo identificaron al igual que al resto de sus compañeros.

Los datos de esta historia se encuentran resguardados en la Hemeroteca Estadal "Pedro Pablo Paredes", ubicada en la sede del Liceo Alberto Adriani en San Cristóbal.

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