El carnicero lo persiguió y cuando solo estuvo a unos metros detonó su arma en tres ocasiones

Crédito: Karen Roa

El carnicero lo persiguió y cuando solo estuvo a unos metros detonó su arma en tres ocasiones

La discusión fatal que terminó con un muerto y una mujer infartada 

María Cárdenas | La Prensa del Táchira.- Corría el mes de octubre de 1971 cuando en las tranquilas calles de Táriba una riña tuvo un desenlace fatal, causando la muerte de dos personas a plena luz del día.

En la entrada de una casa de la carrera 5 de Táriba, un conocido chofer de un camión volteo perdió la vida tras recibir tres impactos de bala en la espalda. A solo unos metros del cadáver, una mujer de 50 años, conmocionada por los acontecimientos, murió de un infarto fulminante en la calle.

Testigos del hecho contaron que todo inició cuando el chofer fue a cobrarle una deuda a un carnicero cuya vivienda estaba ubicada en el sector. El chofer reclamaba 200 bolívares por los daños causados a su camión después de que el hijo del carnicero le lanzara varias piedras. 

El carnicero molesto se negó a saldar la deuda y le dijo al chofer que solo le daría 100 bolívares; ante esto la discusión trascendió a los golpes, hasta que el chofer sacó un cuchillo e hirió al carnicero en el hombro y abdomen. El carnicero desenfundó un revólver y propinó un disparo, la víctima intentó alejarse y corrió varios metros, el carnicero lo persiguió y cuando solo estuvo a unos metros detonó su arma en tres ocasiones y las balas impactaron en la espalda del chofer, quien murió en la entrada de una casa en la que intentó buscar refugio.

La policía llegó rápidamente al lugar y se encontró con una escena confusa, puesto que muchos vecinos estaban aglomerados alrededor del cuerpo del chofer, mientras que otros le brindaban atención a una mujer de 50 años que ante la conmoción de los hechos sufrió un infarto que terminó con su vida. 

Si bien los oficiales buscaron al homicida, este no apareció por ninguna parte y durante tres días fue prófugo de la justicia, hasta que se presentó en la sede de la policía junto con su abogado, alegando su inocencia.

El carnicero explicó a los oficiales que era una persona inocente, puesto que los disparos los hizo en defensa propia al ver su vida amenazada por los ataques del chofer con el cuchillo. No obstante, el homicida no logró librarse de su responsabilidad, ya que si bien el chofer lo atacó primero con el cuchillo, el carnicero lo persiguió por la calle hasta darle muerte. 

Los datos de esta historia se encuentran resguardados en la Hemeroteca Estadal "Pedro Pablo Paredes", ubicada en la sede del Liceo Alberto Adriani en San Cristóbal.

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