María Cárdenas | La Prensa del Táchira.- Una tarde de diciembre de 1982, un campesino irrumpió en la estación de policía en San Félix del municipio Ayacucho, asegurando que había encontrado el cadáver de un hombre a las afueras de la aldea.
Los oficiales se hicieron presentes en el lugar y encontraron el cuerpo de un joven de 19 años. La víctima casi había sido degollada y además presentaba heridas en diferentes partes del cuerpo. Los oficiales comenzaron las investigaciones y con ello a interrogar al campesino que había encontrado a la víctima.
El hombre de 49 años conversó con los oficiales, no obstante estos notaron conductas extrañas. Como inconsistencias en su historia, alegando que no conocía a la víctima y su historia de cómo llegó hasta ese lugar, no convenció a los policías.
Los oficiales lo llevaron hasta la estación y comenzaron un interrogatorio a fondo, hasta que finalmente el hombre confesó el atroz crimen. Al parecer, el joven estaba cortejando a una jovencita de 17 años del pueblo, la cual también era objeto del deseo del campesino.
El hombre lleno de celos por el joven lo citó a las afueras de la aldea aquella mañana de diciembre y tras una discusión, el hombre desenvainó su machetilla y arremetió contra el jovencito. Un golpe certero en el cuello terminó con la vida del muchacho, pero el hombre llevado por la ira continuó atacando el cadáver.
Después limpió los restos de sangre tanto de su ropa como de la machetilla y se fue directo a la policía a denunciar que un cadáver "había sido abandonado" en el sitio, no obstante fue descubierto por los oficiales y finalmente fue condenado por el asesinato del muchacho.
Los datos de esta historia se encuentran resguardados en la Hemeroteca Estadal "Pedro Pablo Paredes", ubicada en la sede del Liceo Alberto Adriani en San Cristóbal.
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