María Cárdenas | La Prensa del Táchira. - En San Cristóbal y Táriba varios mercados han crecido junto con sus comunidades, convirtiéndose en espacios clave para el comercio y la vida cotidiana. Tres de estos en la capital tachirense (Pequeños Comerciantes, La Guayana y La Ermita) han resistido el paso del tiempo, mientras que el Mayorista de Táriba se consolida como uno de los más importantes de la región.
En la ciudad de San Cristóbal son tres los mercados que se han mantenido activos con el paso del tiempo, asimismo muchas de las personas que trabajan en sus instalaciones son vendedores que han heredado sus puestos, ya sea de comida, verduras o artículos varios. Muchos de ellos, además de sentirse orgullosos de sus locales, aseguran haber crecido entre el ajetreo de los mercados.
El más longevo de estos es el Mercado La Ermita, que primeramente fue dispensario antivenéreo, pero en 1946 fue inaugurado como La Casa de Abastos La Ermita, con más 200 puestos de ventas; Si bien el mercado pintaba con un futuro prometedor, poco a poco esta idea se fue dilatando ya que los precios en el lugar enojaron al colectivo, además que Sanidad terminó por clausurar el lugar en 1967 por sus condiciones higiénicas y su débil estructura. Finalmente el lugar fue demolido en 1970 e inició un nuevo comienzo para el mercado que fue inaugurado en 1973 por el presidente Rafael Caldera. "Yo acompañaba a mi mamá a vender desde los tres años, y hoy ya tengo 34, llevo toda mi vida aquí en el mercado, y hoy continúo con el mismo trabajo que ella, vendiendo hallacas", explicó Yésica Torres, una de los tantas vendedoras del Mercado de La Ermita.
Con el mismo cariño, trabajadores del Mercado La Guayana cuentan historias sobre lo próspero que fue el lugar, inaugurado el 24 de septiembre de 1961, por el entonces presidente del Congreso Nacional de la época, Raúl Leoni. El mercado rápidamente se posicionó como uno de los más importantes de San Cristóbal, sus comidas en las instalaciones ganaron popularidad entre los ciudadanos, además los precios en las verduras y hortalizas hicieron de él un lugar ideal para realizar las compras. Era tal su popularidad que incluso el transporte público los fines de semana cambiaba sus avisos y llegaba directamente al Mercado, antes que al centro de la ciudad.
"Esto era un lugar próspero, no es ni la sombra de lo que era antes. El mercado era full desde el miércoles y la popularidad era porque los productos eran frescos, porque los campesinos venían directamente de los conucos para vender. Ahora no es ni el 10% de lo que fue, yo llevo trabajando aquí toda mi vida y es triste porque este era el mercado predilecto en San Cristóbal", señaló Máximo Santana, trabajador de La Guayana.
Al otro lado de la ciudad, en La Concordia, a solo unos metros del Terminal de Pasajeros se levantó el mercado Los Pequeños Comerciantes el 5 de septiembre de 1969. El lugar famoso por sus bombas y productos, se convirtió en una parada obligada para quienes viajan a San Cristóbal, puesto que en su interior se puede encontrar todo tipo de productos. Si bien las ventas no son las mismas que en sus inicios, sus vendedores explican que aún se mantienen.
El auge del Mercado Mayorista
En el municipio Cárdenas, en toda la frontera con la capital del estado, se levanta el mercado Mayorista de Táriba, el cual cuenta con una gran extensión y variedad de productos. Si bien comparado con los demás, este mercado es relativamente joven, ha conseguido abrirse paso y convertirse en el mercado más importante, surtiendo no solo a los compradores sino también a los minoristas.
El mercado nació a finales de los años 80, primero con un concepto minorista, pero después consiguió crecer hasta lo que es ahora. Sus vendedores señalan que este lugar no es solo su trabajo sino es su vida entera, puesto que muchos de ellos heredaron el puesto de algún familiar, se formaron y crecieron en este lugar.
"Este es el mercado más grande, aquí llegan los productores y las verduras salen para todos partes, este fue el mejor regalo que nos dejó la gobernadora Luisa Teresa Pacheco. Gracias a este mercado salieron todos mis hijos adelante. Muchos de los puestos los hemos realizado los mismos propietarios mientras el mercado iba creciendo", explicó una vendedora que no quiso dar su nombre, pero aseguró ser una de las fundadoras del mercado.
Por su parte Yorman Ortiz y Cristian Javier, llevan trabajando en su puesto de ajos desde muy pequeños, el lugar llevado primero por el tío de Ortiz, ahora es llevado por ambos. "Este mercado es bendito, porque se consigue todo, además siempre hay trabajo y por eso hay que estar agradecido. Somos personas honradas que crecimos desde pequeños trabajando en este mercado", explicó Ortiz.
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