Redacción | La Prensa del Táchira.- La temporada de lluvias, que para muchos representa alivio y frescura, se ha convertido en una fuente de angustia para un número creciente de habitantes de San Cristóbal. El problema radica debido a las persistentes goteras en sus hogares, un inconveniente que se agudiza con cada aguacero y cuya solución se ve cada vez más lejana debido al elevado costo de las reparaciones.
Afectados relatan cómo cubetas, toldos improvisados y trapos se han convertido en elementos permanentes de su mobiliario durante los días de lluvia. Las filtraciones no solo generan incomodidad y daños materiales menores, sino que en muchos casos amenazan la estructura de las viviendas y afectan la salud de sus ocupantes, especialmente niños y adultos mayores.
"Cada vez que llueve es una pesadilla", comenta María Pérez, residente del sector Madre Juana, quien lleva más de cinco años lidiando con múltiples goteras en el techo de su sala.
"Me dijo un muchacho que hay que poner el manto y luego frisar con brea, pero me cobra 200 dólares sin mano de obra", relató Pérez y además mencionó que su sueldo como bordadora no alcanzaría para cubrir la solución a este problema que califica "de emergencia" ante el progresivo deterioro de sus pertenencias.
Ajustes improvisados
Ante esta situación, Pérez señaló que su hijo, como una manera provisional de mitigar el impacto de las goteras, decidió crear un empaste casero a base de anime y gasolina, con el cual tapó los huecos. Sin embargo alega que esta operación ya se ha realizado en determinadas ocasiones, pero el daño sigue creciendo.
Por su parte, Eduardo Clemente, indica que desde hace más de 15 años, tanto el techo como las paredes de su vivienda no han recibido el mantenimiento correspondiente, precisamente por el gasto que implica la restauración de las filtraciones.
"En tiempos de calor y sol es una maravilla, pero cuando llueve tenemos que convivir con las goteras y los parches de humedad en las paredes", denunció.
Clemente asegura que no se arriesga a que cualquiera haga el trabajo de impermeabilizar, pues advierte que actualmente, hay muchas personas inexpertas y sin ninguna noción que deciden realizar estos trabajos, y al final terminan haciendo un mal trabajo con tal de "ganarse el dinero".
El ciudadano, aunque no cuestiona que la realización de estos trabajos en realidad son costosas, advierte que se debe ser muy cuidadoso a la hora de contratar a "albañiles" que en vez de dar solución, solo buscan improvisar.
Alto costo de los materiales
La inflación y el alto costo de los materiales de construcción han hecho que las reparaciones de techos y filtraciones se conviertan en un lujo inalcanzable para muchos.
Albañiles y técnicos en impermeabilización confirman el incremento significativo en los precios de sus servicios y de los materiales necesarios.
Misael Porras, impermeabilizador y técnico en albañilería, indica que estos trabajos requieren de mucho cuidado, tanto para la seguridad de quien realiza el arreglo, como la integridad de la propiedad y de quienes la habitan. Pues si el clima es húmedo o lluvioso, de nada sirve que se pueda realizar el trabajo.
Ante esta situación, el experto asegura que se debe hacer en días soleados para así evitar el desplome de los techos y así garantizar una calidad óptima en el servicio.
"El precio depende, por lo general un trabajo sencillo varía entre los 100 y 200 dólares, sin incluir la mano de obra y dependiendo también si los clientes ya cuentan con los materiales", indicó y también especificó, que algunos materiales como el manto, la brea y el gas que se usa para el soplete, son materiales que constantemente suben de precio.
Al respecto, José Guerra, quien también se dedica al oficio de la impermeabilización, explica que no basta con comprar un galón de tapagoteras", pues en muchos casos "es peor el remedio que la enfermedad".
Guerra considera que los materiales existentes actualmente en el mercado, no cuentan con la misma calidad de los productos que se pueden conseguir en la ciudad de Cúcuta.
Reitera además que los propietarios de las viviendas, buscan ayuda cuando ya el daño está avanzado, situación que, según su criterio implica un riesgo mayor como el desplome total del techo, así como paredes que ponen en riesgo la seguridad de quienes habitan los hogares afectados.
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