Francisco Hinojosa / ERL | La Prensa del Táchira.- La cotidianidad del tachirense se ha visto marcada por una doble disyuntiva que genera estrés y altera la rutina diaria. La incertidumbre ante los constantes cortes de energía eléctrica y la "lotería" que significa lograr abastecerse de combustible, se convierte, en muchos casos, en un laberinto sin salida para los ciudadanos
Luís Chávez, conductor y habitante de San Cristóbal, describe cómo la búsqueda de gasolina a tempranas horas ha transformado su día a día. "Ahora debo elegir entre hacer mis diligencias o pasar horas en una cola. Esta situación me genera mucha ansiedad", confiesa.
A esto se suman los imprevistos cortes de luz, que dificultan los pagos electrónicos y se ven agravados por la irregularidad en la llegada de las gandolas de combustible. Chávez admite que, por salud mental, ha aprendido a sobrellevar esta dinámica "agotadora" que lo obliga a levantarse antes de las cinco de la mañana para intentar lograr llenar el tanque de su vehículo.
La falta de electricidad también impacta directamente en los hogares. Trina Mora, comerciante del sector El Palmar, relata la frustración de no tener gas y depender de una cocina eléctrica.
"Cuando se va la luz, preparar la comida se convierte en un problema. La semana pasada me quitaron la luz como cinco veces, y tuve que lavar la ropa a mano porque el ciclo de la lavadora se interrumpió", denuncia Mora, quien vivió una situación particularmente difícil cuando su zona permaneció sin servicio eléctrico durante dos días, generando "zozobra y ansiedad".
Para el sector comercial, la ausencia de electricidad representa un obstáculo significativo. Omaira de Cánchica, también comerciante, señala la imposibilidad de realizar cobros a través de puntos de venta cuando no hay luz. Incluso en sus días libres, las interrupciones eléctricas alteran sus actividades cotidianas, obligándola a posponer tareas hasta que se restablezca el servicio.
La situación para quienes dependen del vehículo para su sustento diario es igualmente compleja. Jorge Labrador, taxista, cuyo trabajo se extiende hasta altas horas de la noche, expresa su molestia por tener que madrugar para intentar conseguir combustible. "La incertidumbre del tiempo que uno va a perder en la cola es terrible, sobre todo cuando tengo otros compromisos", explica.
Labrador lamenta las ocasiones en las que se ha levantado temprano en vano, al no poder obtener su cupo de gasolina, lo que le genera "desánimo y pesimismo". A pesar de ello, reconoce haber aprendido a manejar esta dinámica de vida.
La doble problemática de los cortes eléctricos y la "lotería" por combustible, continúa marcando el ritmo de vida de los tachirenses, quienes día a día enfrentan la incertidumbre y buscan estrategias para sobrellevar estas dificultades que impactan su bienestar y su rutina diaria.
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