La visión de expansión pronto llevó a Andresen Möller a cruzar la frontera y establecerse en la vecina San Cristóbal el corazón de los Andes venezolanos

Crédito: Francisco Hinojosa

La visión de expansión pronto llevó a Andresen Möller a cruzar la frontera y establecerse en la vecina San Cristóbal, el corazón de los Andes venezolanos

3 siglos de historia: El legado de la Casa Steinvorth en San Cristóbal

Francisco Hinojosa-ERL | La Prensa del Táchira.- La historia de la emblemática Casa Steinvorth se tejió a partir de una visión comercial binacional. En 1883, en la pujante ciudad de Cúcuta, los empresarios Christian Andresen Möller, de origen danés, y Werner Steinvorth, nativo de Hamburgo, unieron sus fuerzas para fundar la firma Andresen Möller. Su empresa se dedicó inicialmente a la importación y exportación de una amplia gama de mercancías, así como a lucrativas comisiones, sentando las bases de lo que se convertiría en un importante referente económico regional.

La visión de expansión pronto llevó a Andresen Möller a cruzar la frontera y establecerse en la vecina San Cristóbal, el corazón de los Andes venezolanos. Su ubicación estratégica, cercana al bullicioso Mercado Cubierto, epicentro del comercio local, facilitó su rápido crecimiento y la consolidación de su presencia en la capital tachirense.

El año 1891 marcó un hito arquitectónico y empresarial para la firma, pues en la entonces denominada Plaza Páez, se estableció la imponente sede propia de la compañía, una edificación de dos plantas que pronto sería conocida como la "Casa de Alto". Este nuevo espacio no solo albergó las crecientes operaciones comerciales, sino que también se convirtió en un símbolo de la pujante economía de la región.

Con una visión comercial diversificada, Andresen Möller amplió su oferta, incursionando en la venta de víveres, licores, ferretería y otros rubros, respondiendo a las necesidades de una sociedad en constante evolución. Su reputación como un establecimiento serio y confiable se afianzó en la comunidad sancristobalense.

El cambio de siglo trajo consigo una nueva denominación para la emblemática edificación. En 1900, bajo la dirección de Werner Steinvorth, la firma adoptó el nombre que perduraría en la memoria colectiva: Casa Steinvorth, manteniendo su estatus como un importante referente comercial.

Sinónimo de referencia comercial en la región

La Casa Steinvorth continuó ofreciendo una variada gama de productos, desde elegantes muebles vieneses que evocaban sofisticación europea hasta artículos de consumo masivo como los entonces novedosos productos de la marca Maggi.

Tras el fallecimiento de Werner Steinvorth, el legado comercial fue continuado por sus herederos, quienes mantuvieron viva la actividad de la Casa Steinvorth durante las primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, el paisaje urbano y las dinámicas sociales comenzaban a transformarse.

Un nuevo capítulo en la historia del inmueble se escribió en 1928, cuando una porción de la espaciosa casa fue alquilada para albergar al prestigioso Colegio María Auxiliadora, marcando un cambio en el uso de sus instalaciones y su relación con la comunidad.

Adaptándose a los nuevos tiempos y a la creciente importancia del sector automotriz, la Casa Steinvorth incursionó en la venta de vehículos Ford, para luego convertirse en la representación oficial de la icónica marca alemana Volkswagen bajo la denominación de Sociedad Autónoma de Crédito y Comercio (SACCO). Durante esta etapa, los populares "escarabajos" y otros modelos se exhibieron en los que antaño fueran salones de venta de mercancías importadas.

Sin embargo, con el paso del tiempo y la ausencia de una continuidad familiar directa tras el fallecimiento de Guido Steinvorth en la década de 1980, sumieron a la otrora floreciente Casa Steinvorth en un proceso de decadencia y abandono, dejando una atmósfera de nostalgia en la memoria de los sancristobalenses.

En un intento por desentrañar los misterios de su pasado, en el año 2002 se llevó a cabo una excavación arqueológica en el inmueble, de la mano de la Antropóloga Reina Durán. La búsqueda se centró en la posible existencia de un sótano mencionado en relatos históricos, pero la investigación no arrojó evidencias concluyentes de su presencia.

Afortunadamente, la riqueza histórica y el valor patrimonial de la Casa Steinvorth no pasaron inadvertidos. En el año 2000, las autoridades emprendieron un ambicioso proyecto de rescate y reconstrucción, declarando el emblemático edificio como patrimonio cultural de la región.

Un nuevo resurgimiento

Tras arduos trabajos de restauración, la Casa Steinvorth resurgió de sus cenizas, siendo reinaugurada con éxito rotundo el 5 de marzo de 2005, devolviendo a la ciudad un valioso testimonio de su pasado.

Finalmente, el 31 de marzo de 2017, en el marco de la celebración del aniversario de San Cristóbal, se concretó un anhelo largamente esperado: la inauguración formal de la Sala Histórica Casa Steinvorth. El objetivo primordial de este nuevo espacio era la protección y difusión de los valores históricos, culturales y patrimoniales del estado Táchira, honrando la memoria de quienes construyeron la identidad regional.

No obstante, este renacimiento no pudo recuperar la totalidad del esplendor original.

Un espacio cultural que se niega a sucumbir

El transcurso del tiempo y las múltiples transformaciones que experimentó el inmueble a lo largo de sus más de un siglo de historia lamentablemente condujeron a la pérdida de elementos originales de incalculable valor histórico: el mobiliario que amuebló sus salones, las maquinarias que impulsaron su actividad comercial, los equipos que facilitaron sus operaciones y los documentos que testimoniaron su devenir. 

A pesar de estas ausencias, la Sala Histórica Casa Steinvorth se empeña hoy en mantenerse vivo tanto en la memoria colectiva como en estructura, un espacio para recordar, aprender y celebrar el legado de un edificio que ha sido testigo y protagonista de la historia tachirense.

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