La Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se ha consolidado como un epicentro de la devoción mariana en San Cristóbal y en todo el estado Tchira

Crédito: Karen Roa

La Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se ha consolidado como un epicentro de la devoción mariana en San Cristóbal y en todo el estado Táchira

La historia de la Iglesia que se convirtió en un referente gótico

Francisco Hinojosa / ERL | La Prensa del Táchira.- En pleno corazón del Barrio San Carlos se levanta con una presencia sobria y significativa la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, afectuosamente conocida por los sancristobalenses como "El Santuario". Aunque su historia no se remonta a los tiempos coloniales que impregnan otras estructuras religiosas de la ciudad, su génesis y evolución durante el siglo XX la han convertido en un referente esencial de la fe católica y un hito arquitectónico distintivo en el paisaje urbano.

La construcción de este emblemático templo fue el fruto de una visión y un dinamismo propios de una San Cristóbal en pleno crecimiento y modernización. La llegada de los Padres Redentoristas a la capital tachirense fue el motor que impulsó la edificación de un espacio dedicado a la venerada imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro. Fue Monseñor Tomás Antonio Sanmiguel quien, consciente de la profunda devoción mariana arraigada en la comunidad, gestionó la llegada de esta congregación religiosa, cuyo carisma se centra precisamente en la predicación y la difusión de esta advocación.

El año 1943 marcó un hito fundamental en esta historia de fe, cuando Monseñor Rafael Arias Blanco bendijo la primera piedra del futuro Santuario. Aquel acto simbólico inició un proyecto que tomaría varias etapas y el esfuerzo coordinado de diversos actores. El diseño y la dirección técnica de la obra recayeron en el ingeniero Giacomo Moro, mientras que la maestría constructora de Jesús Ramón Manrique y Camperos se encargó de dar forma a los planos.

La construcción avanzó paulatinamente a lo largo de los años, sorteando desafíos y materializando la visión inicial. Fue en 1983 cuando el templo adquirió su fisonomía definitiva, con la culminación de los trabajos que incluyeron la instalación de los vitrales que hoy adornan el ábside y la fachada lateral, inundando el interior con juegos de luz y color. 

Un tesoro gótico arquitectónico

El Santuario se concibió con una planta rectangular dividida en tres naves, una disposición funcional y común en las iglesias del siglo XX que buscaban ofrecer amplitud y comodidad a la creciente feligresía. Su estilo, si bien no se adscribe rígidamente a una corriente histórica específica, evoca una solidez y una sobriedad características de la arquitectura religiosa de la época, donde la funcionalidad se armoniza con la búsqueda de iluminación natural a través de sus vitrales, creando un ambiente de recogimiento y oración.

Desde su consagración, la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se ha consolidado como un epicentro de la devoción mariana en San Cristóbal y en todo el estado Táchira. La presencia constante y activa de los Padres Redentoristas ha fortalecido este fervor, convirtiendo al Santuario en un destino de peregrinación, especialmente durante las celebraciones marianas, donde los fieles acuden en busca de consuelo, esperanza y la intercesión de la Virgen.

Hoy "El Santuario" sigue siendo una iglesia viva y vibrante, un punto de referencia espiritual para la comunidad sancristobalense. Su historia, aunque más reciente que la de los templos coloniales que narran los orígenes de la ciudad, registra el dinamismo y la expansión de la fe católica en San Cristóbal durante el siglo pasado. 

La dedicación de quienes soñaron y construyeron este espacio sagrado, junto con la inquebrantable devoción de los fieles que lo han acogido como su hogar espiritual, han cimentado a la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro como un símbolo de fe perdurable y un patrimonio religioso invaluable para la comunidad.

El Santuario es, en esencia, la historia de una comunidad unida por la fe mariana, impulsada por el fervor de una congregación religiosa y materializada en un espacio arquitectónico que sigue siendo testigo y protagonista de la vida espiritual de San Cristóbal, marcando un capítulo significativo en el devenir religioso y arquitectónico de la ciudad durante el siglo XX.

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