Durante la emotiva ceremonia, los feligreses alzaron sus ramos, símbolo de la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén y preludio del inicio de la Semana Santa. Monseñor Rivas ofreció profundas palabras de reflexión, invitando a los presentes a vivir intensamente la semana mayor en este Año Jubilar, recordando la invitación del Santo Padre a ser peregrinos de la esperanza.
"Hoy reconocemos a Jesús como el peregrino que alegró el corazón de sus apóstoles, el que entró en Jerusalén y rompió con la estructura para entrar en el corazón de los niños y jóvenes", expresó el Obispo, quien también elevó una plegaria para que el Señor entre en los corazones, las familias, las instituciones y en toda Venezuela, llevando consuelo y esperanza.
Posteriormente, la peregrinación se dirigió en medio de cánticos y alabanzas hacia la Catedral de San Cristóbal, donde continuaron los actos litúrgicos. El ambiente en la plaza estuvo marcado por una evidente sensación de júbilo y fervor religioso.
El Domingo de Ramos para los devotos
Guillermina Castro, peregrina proveniente de El Chorro El Indio, manifestó su emoción por participar en la procesión: "Me movió venir a congregarme en esta procesión porque hoy es la entrada triunfal de nuestro Señor Jesucristo a Jerusalén, y así lo conmemoramos como católicos y cristianos".
Por su parte, Pablo Díaz, feligrés, destacó la importancia del Domingo de Ramos para los católicos. "Representa bíblicamente la entrada de Jesús a Jerusalén. Los ramos son una alabanza, una glorificación al Señor, y nos demuestra un gran grado de humildad".
Finalmente, Monseñor Rivas enfatizó el significado profundo de la Semana Santa como la semana central de la fe cristiana, donde se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. "Este signo de llevar las palmas en nuestras manos es signo de victoria, es decirle, Señor, creemos en ti", concluyó el Obispo, resaltando la humildad con la que Jesús entró en Jerusalén como una enseñanza para la humanidad.
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