Andrés se paralizó cuando aquel hombre se puso de pie y vio que era inhumanamente alto

Crédito: Karen Roa

Andrés se paralizó cuando aquel hombre se puso de pie y vio que era inhumanamente alto

Historias de fantasmas y risas en la iglesia de Lobatera

María Cárdenas | La Prensa del Táchira.- El pueblo de Lobatera esconde muchos misterios, entre ellos los extraños sucesos alrededor de su templo, algunos pobladores explican que durante las noches quienes transitan por los alrededores de la Plaza Bolívar son sorprendidos con extraños cantos que provienen de este, también risas y murmullos que no tienen explicación alguna.

Andrés, un joven nacido y criado en el pueblo,  que durante su vida se ha visto rodeado de sucesos que no ha podido explicar, cuenta que cuando era niño, tanto él como su hermana eran vigilados por extrañas sombras, seres extremadamente altos con forma humana pero con un tono de piel pálido. Asegura que estos espectros los llamaban y los invitaban siempre a jugar cerca del río y en más de una ocasión vio cómo estos seres extraños desaparecían justo cuando llegaban a la iglesia del pueblo.

Estas experiencias hicieron que el joven siempre tuviera gran precaución con el templo, no pasaba más tiempo que el necesario dentro de él o sus alrededores, porque siempre se sentía observado. Pasaron los años y Andrés ya un hombre adulto, por cuestiones del destino y distracción terminó a media noche recorriendo el pueblo para llegar a su casa, inevitablemente debía pasar por la iglesia, por un momento pensó en tomar otra calle y rodearla sin necesidad de pasar por sus cercanías, pero se sintió tonto por lo cual siguió el camino que llevaba.

La noche era oscura, los faroles de la plaza alumbraban tenuemente el lugar. Andrés, que ya se estaba poniendo nervioso, se calmó cuando vio a un hombre sentado en uno de los bancos de la plaza. Pensó que probablemente se trataba de un borrachito del lugar, sintió un poco de pena por el hombre que pasaba aquella noche en solitario; sin embargo mientras más se acercaba la situación, se iba volviendo más extraña. Aquel hombre no era ningún borracho, estaba sentado como una estatua mirando fijamente hacia la iglesia. Andrés se paralizó cuando aquel hombre se puso de pie y vio que su estatura era inhumanamente alta, en ese momento cantos gregorianos comenzaron a venir dentro de la iglesia, la cual comenzó a iluminarse inexplicablemente.

Andrés que quedó paralizado de miedo, no podía hacer nada más, sino observar a la extraña aparición que le recordaba a aquellos espectros que lo acosaban cuando era niño. Los cantos de la iglesia comenzaron hacerse más y más fuertes, el espectro comenzó a caminar hacia el templo que muy lentamente abrió una de sus puertas, la figura con ojos ahuecados y una extraña camándula en la mano le hizo una seña para que Andrés lo acompañará. El joven que consiguió salir de aquel trance empezó a mover sus pies, pero en dirección opuesta y a toda velocidad, no se atrevía a mirar la iglesia porque ahora los cantos fueron reemplazados con estruendosas risas que repetían su nombre en forma de burla.

El joven corrió, rodeó la iglesia por calles aledañas y finalmente llegó a su casa. Al día siguiente aún asustado contó a su abuela todo lo sucedido la noche anterior y está con voz calmada y confiada, le indicó que le creía todo aquello, puesto que el pueblo es sumamente antiguo. Dicen que el espíritu de los indios muertos a manos de los colonos deambulan por el lugar como extrañas sombras de enorme estatura, además la iglesia tiene un encanto extraño, puesto que uno de los primeros cementerios se ubicó justo a su lado.       

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