Según datos recolectados en distintas reseñas por parte de Luís Hernández, cronista oficial de la ciudad de San Cristóbal y la reseña histórica de la institución, todo comenzó con una visión de los hermanos Quintero, quienes, a principios del siglo XX, específicamente el 4 de enero de 1902, alzaron su voz a través de las páginas del periódico "Horizonte", en otrora, bajo el gobierno de Ramón de la Cruz Torres, gobernador del Táchira, y con Gilberto Guevara como secretario, estos visionarios sembraron la idea de una escuela dedicada a las artes y los oficios, intuyendo la necesidad de formar manos expertas para el porvenir del país.
La idea germinó lentamente hasta que, 37 años después, en 1939, bajo el mandato del doctor Abel Montilla, esa visión se solidificó en una pequeña casa ubicada en la carrera 7 entre calles 10 y 11, se levantó el acta fundacional de la Escuela de Artes y Oficios de San Cristóbal, lugar en donde hoy día funciona la Hemeroteca del Estado Táchira.
Aquel día histórico, el Dr. Abel Montilla, Justo Raya Aguilar, su primer director; Marco Tulio Villamizar, secretario; Felipe Ramón y Rivera, músico y José Scovino, sastre, estamparon sus firmas, dando inicio a una institución que marcaría un antes y un después en la educación tachirense de generación en generación.
En sus albores, la escuela ofrecía un abanico de oficios tradicionales, reflejo de las necesidades y la riqueza artesanal de la región: desde cestería, tejidos de lana, la elaboración de sombreros y jipas, hasta la talabartería y la siempre sugestiva música.
El 1946, la escuela dio un salto prominente al convertirse en Escuela Federal, adoptando el nombre de Escuela Artesanal Mérida y trasladándose a la edificación que por muchos años albergó a la Escuela Técnica de Comercio "Alberto Adriani". En este nuevo espacio, amplió su oferta formativa, incorporando sastrería, carpintería y tallado, semillero de grandes artesanos que dejaron su impronta paradigmáticamente en la región.
Mención aparte se registra en escritos de Luís Hernández, que al frente de esta magna empresa educativa se encontraba el profesor Ilvio Rivero, un tachirense con visión de futuro formado en las aulas de Chile. Su liderazgo, que se extendía desde 1946, fue fundamental para consolidar el proyecto y guiar sus primeros pasos hacia la excelencia educativa.
La nueva era de la transformación
Con el final del gobierno del General Marcos Pérez Jiménez, la institución experimentó una nueva transformación y mudanza a las instalaciones que hoy la acogen en la Avenida Libertador, anteriormente llamada Avenida San Cristóbal. Bajo la dirección del profesor Ilvio Rivera, renació como Escuela Industrial, implementando un ciclo básico de dos años y dos años de especialización.
En 1960 marcó un hito crucial al elevarse la escuela a la categoría de Técnica Industrial, con la consolidación de la especialidad de Mecánica, convirtiéndose en la más antigua y emblemática de la institución. A esta se sumaron las especialidades de Electricidad y Química. Esta última, inicialmente, no otorgaba el título de perito, obligando a sus estudiantes a buscar culminación en Caracas.
Sin embargo, a raíz de la buena gestión, lograron la construcción del edificio de Química, inaugurándose la especialidad completa y graduando a la primera promoción de Técnicos Químicos en el año escolar 1963-1964.
Los 70: Una época de bonanza
La década de los 70 fue una época dorada para la institución, que gozó de un prestigio regional y nacional. Su presencia trascendió el ámbito educativo, participando activamente en eventos religiosos, culturales y deportivos.
En el plano deportivo, la escuela cosechó innumerables triunfos, especialmente en voleibol, fútbol, básquetbol y atletismo, coronándose tetracampeona de los Juegos Nacionales de las Escuelas Técnicas.
La Escuela Técnica se convirtió en un motor de desarrollo para su entorno. A su alrededor florecieron negocios como la panadería "La Orquídea" y el recordado "Punto Criollo", un punto de encuentro para las tertulias, diversiones y travesuras estudiantiles.
Hasta finales de los sesenta, la escuela fue predominantemente masculina. Sin embargo, al cierre de esa década, dos mujeres pioneras, las hermanas Quintero, hijas de un ilustre educador, rompieron el molde e ingresaron al plantel, graduándose como Técnicos en Mecánica y Electricidad respectivamente.
Un cambio significativo llegó durante el primer gobierno del Dr. Rafael Caldera. Mediante el decreto 120 del año escolar 1969-1970, se diversificó la educación media, permitiendo que los egresados de la escuela obtuvieran el título de Bachilleres Industriales, equivalente al técnico en su mención.
El Presente
A pesar de los desafíos impuestos por las cambiantes políticas educativas, la Escuela Técnica Industrial "Eleazar López Contreras" ha sabido mantenerse como un referente fundamental en la educación técnica venezolana. Su legado se mide no solo en los profesionales formados, sino también en el impacto que ha tenido en el desarrollo industrial y social de la región.
Luís Hernández ha hecho un recuento sobre las distintas denominaciones por la que ha atravesado la hoy Escuela Técnica Industrial, a lo largo de historia, reflejo de su evolución y adaptación a los cambios educativos y sociales: desde la primigenia Escuela de Artes y Oficios hasta la actual denominación, pasando por Escuela Artesanal, Escuela Artesanal Mérida, Escuela Artesanal de San Cristóbal, Escuela Industrial de San Cristóbal , Escuela Técnica, Diversificado Industrial, Ciclo Básico Industrial y Ciclo Combinado Eleazar López Contreras. Cada nombre evoca una etapa, un enfoque, pero el espíritu de formar técnicos competentes ha permanecido inamovible.
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