Sepultureros y guardias de seguridad comentan que en el camposanto desde hace muchos años suceden cosas inexplicables

Crédito: Karen Roa

Sepultureros y guardias de seguridad comentan que en el camposanto desde hace muchos años suceden cosas inexplicables

Las historias y misterios en el "Cuartel N" del Cementerio 

María Cárdenas | La Prensa del Táchira.- Uno de los lugares más antiguos de la ciudad de San Cristóbal es el Cementerio Municipal. Sus caminerías que ya tienen más de 200 años de historia, guardan misteriosos secretos e historias extrañas y paranormales.

Sepultureros y guardias de seguridad comentan que en el camposanto, desde hace muchos años suceden cosas inexplicables, como los llantos que se escuchan durante la noche en la Cruz Mayor, o el enorme perro negro que veían merodeando en las caminerías, algunos inclusive llegaron a decir que era muy similar a un lobo, pero de todo el camposanto hay un solo lugar que ningún sepulturero visita solo, el denominado "Cuartel N".

El personal del cementerio, sobre todo el más antiguo, cuenta que desde que llegaron allí, en aquel lugar han sucedido cosas extrañas: se escuchan risas, voces y los trabajadores siempre se sienten observados; aseguran que la vibra del lugar es muy pesada. Además, extraños crímenes se han cometido precisamente en este sector, lo cual ha alimentado su leyenda.

Cada vez que un trabajador llega nuevo al camposanto, pone a prueba la creencia de los otros trabajadores y se aventuran completamente solos al "Cuartel N" a realizar cualquier trabajo requerido y se topan con el misterioso hombre elegante. Al parecer un hombre muy bien vestido recorre todo el sector, primero pasa diciendo unos buenos días, dicen que su voz suena muy apagada con un tono muy extraño, lo que siempre llama la atención de los trabajadores, cuya curiosidad los hace seguir al hombre con la mirada y sin explicación alguna se desvanece.

Los sepultureros cuentan que, si bien el hombre se limita a estas breves apariciones, algunas veces va más allá, ya que algunos aseguran que este mismo sujeto los observaba escondido entre las tumbas con una sonrisa burlona, mirando atentamente cada movimiento de los trabajadores. Otros cuentan que no se limita a observarlos desde la distancia, sino que también se ríe y los llama por su nombre con una invitación para que se acerquen.

Daniel cuenta que cuando inició en el cementerio, hace unos 12 años, era muy escéptico a estas historias, hasta que un día le tocó trabajar en el "Cuartel N". Explica que a pesar  que sus compañeros se ofrecieron hacerle compañía, este se negó y decidió hacerlo completamente solo y allí fue cuando  vio el hombre elegante con risa burlona. 

Daniel no podía creer lo que veía, aquel hombre lo miraba desde la distancia con una sonrisa horrible dibujada en su rostro, intentó no prestarle atención y continuar con el trabajo; sin embargo cada vez que levantaba la mirada el hombre estaba cada vez más cerca, Daniel no encontraba explicación para que un hombre de esa edad recorriera tan rápido esas distancias, por lo cual decidió no quitarle la mirada de encima, ya que empezó a temer que la próxima vez que volteara lo tendría frente a él. Invadido por miedo inexplicable, Daniel recogió sus herramientas sin quitar la mirada del hombre burlón y rápidamente en carrera salió del sector N.

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