A pesar de no ser un espacio muy frecuentado actualmente el Parque Ramón Buenahora sigue siendo testimonio y referente de la historia de San Cristóbal

Crédito: Karen Roa

A pesar de no ser un espacio muy frecuentado actualmente, el Parque Ramón Buenahora sigue siendo testimonio y referente de la historia de San Cristóbal

El Parque Ramón Buenahora, un oasis de historia en San Cristóbal

Francisco Hinojosa | La Prensa del Táchira.- En la esquina suroeste de la intersección de la carrera 11 con calle 9, en el corazón de San Cristóbal, se encuentra un espacio que guarda entre sus adoquines y árboles una rica historia: el Parque Ramón Buenahora. Este lugar fue en sus inicios un punto de encuentro vital para los ciudadanos, un oasis de agua y cultura en una ciudad en pleno crecimiento.

De la "Pila de Bella Vista" al parque: un manantial de vida

Según datos recolectados del libro "San Cristóbal a través de sus plazas y parques" del cronista Luís Hernández, a principios del siglo XX, este sector era conocido como la "Alameda Washington" o "Pila de Bella Vista". Su nombre no era casualidad, ya que aquí se encontraba un manantial que abastecía de agua a los sancristobalenses. 

Anselmo Amado, cronista de la época, describió la pila como un tesoro: "el agua más cristalina y más agradable de San Cristóbal", a la que acudían cuando escaseaba en otros surtidores de la ciudad, como la pila de Nueva York o la de Los Patos.

La "Pila de Bella Vista" no solo era un lugar de abastecimiento, sino también un espacio de encuentro y esparcimiento. Además reseña el cronista que allí se celebraban conciertos y "matinées infantiles" con la Banda del Estado, dirigida por el maestro Alejandro Fernández, llenando el aire de música y alegría.

Ramón Buenahora: un ciudadano ejemplar y un apóstol de la educación

La historia del parque está intrínsecamente ligada a la figura de Don Ramón Buenahora, un comerciante y ciudadano ejemplar que dejó una huella imborrable en San Cristóbal. Nacido a mediados del siglo XIX, Buenahora se destacó por su vida austera, su honradez y su dedicación al servicio público. Así describe Luís Hernández en su libro, a un hombre cuyo honor y mérito se ganó en esta tierra.

Aunque tenía un negocio llamado "El Louvre", su mayor pasión fue la educación. Se le considera el primer apóstol de la educación tachirense, un hombre que dedicó su vida a promover el conocimiento y el desarrollo de su comunidad.

En 1903 asumió la presidencia de la Junta de Instrucción Pública del Estado, cargo desde el cual llevó a cabo una labor transformadora en el sistema educativo regional. Su dedicación y compromiso le valieron el reconocimiento de la comunidad, que lo describió como un hombre que conocía a cada estudiante por su nombre y que velaba incansablemente por la buena marcha de las escuelas.

Un homenaje póstumo: El nacimiento del parque

Tras su fallecimiento en 1924, la comunidad sancristobalense decidió honrar su memoria con la construcción de un parque en su nombre. En 1929, el general Juan Alberto Ramírez inauguró el "Campo de Recreo Infantil Ramón Buenahora", que más tarde sería conocido como el Parque Ramón Buenahora.

El parque contaba con un busto de Don Ramón Buenahora, realizado en mármol de Carrara, gracias a la iniciativa del doctor Carlos Rangel Lamus y Miguel Ángel Pirela, quienes recaudaron fondos para su elaboración.

El día de la inauguración, la Banda del Estado, dirigida por Ramón Espinal Font, ofreció un concierto que llenó de música y alegría el nuevo espacio público.

El presente

El Parque Ramón Buenahora ha resistido ante muchos cambios a través de las diferentes épocas, los testimonios de los moradores que aún habitan en la calle nueve y alrededores de este emblemático parque, lamentan mucho el hurto y robo del busto original de Don Ramón Buenahora, otros afirman que el aspecto actual del espacio, no es ni la sombra de lo que fue otrora.

Con el paso de las décadas, diversas gestiones de turno han rescatado este espacio,  en 2025 el parque cuenta nuevamente con una réplica del busto de quien fuera un hombre honorable y artífice de principios.

El tiempo es fiel testigo de la eterna lucha entre la conservación y el vandalismo. A pesar de no ser un espacio muy frecuentado actualmente, el Parque Ramón Buenahora sigue siendo testimonio y referente de la historia de San Cristóbal y legado de un ciudadano ejemplar. 

Sin duda alguna, es un espacio que merece ser rescatado para el disfrute de las futuras generaciones.

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