Gustavo Alfonso García Olivares murió a los 24 años ahogado en el río Bravo, no muy lejos de donde el jueves fue enterrado en el cementerio del condado Maverick en Eagle Pass, una ciudad fronteriza de Texas con aproximadamente 30.000 habitantes. Unas diez personas asistieron al servicio, que fue transmitido en vivo a sus padres en Venezuela.
Fue el primer entierro de un inmigrante organizado por Border Vigil, una organización de derechos humanos que trabaja en la frontera entre Estados Unidos y México, una de las más letales del mundo.
"Hoy estamos tratando de recuperar algo de humanidad, no solo dando su nombre, sino también teniendo su foto y a su familia en el servicio", dijo Amerika García Grewal, de Border Vigil, que cuenta con el apoyo de Fronteras Fund.
El entierro se celebró un día después de que el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, y el secretario de Defensa, Pete Hegseth, visitaran Eagle Pass, que estuvo en el centro del conflicto entre el gobierno del expresidente Joe Biden y el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, por quién patrulla la frontera y cómo. El presidente Donald Trump y Abbott mantienen una estrecha sintonía en política fronteriza.
Fuente informativa: AP
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