Precisamente lo que hoy se conoce como la Urbanización Pirineos también perteneció a la famosa hacienda por la que hace honor a su nombre

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Precisamente, lo que hoy se conoce como la Urbanización Pirineos, también perteneció a la famosa hacienda por la que hace honor a su nombre

Hacienda Pirineos: Testigo de épocas y refugio de memorias

Francisco Hinojosa | La Prensa del Táchira.- Se dice que en la carrera 21, entre el Pasaje Pirineos y la calle 12 de Barrio Obrero, se encontró la casa principal de la icónica "Hacienda Pirineos", una importante propiedad que cubría abundante territorio de terrenos en la parte alta de San Cristóbal, justo en esta esquina donde hoy funciona un importante supermercado..

Aunque se tienen pocos registros, se dice que para la década de 1920, estas tierras pertenecieron a Ana María Valbuena Quintero, viuda de uno de los hermanos Quintero, hacendados de poder durante el siglo XX que contaban con grandes lotes de tierra dentro del casco capitalino.

Muchos son los relatos y vivencias que se tienen aún de esta hacienda, precisamente en el libro "Cien años de historia tachirense" del Doctor Luis Hernández, se reseña la versión que en estas tierras se suscitó el trágico suceso en el que dos hombres fueron colgados a un árbol por medio de un garfio que los desmembró, al tiempo que fueron fusilados. Según la historia, todo esto ocurriría luego de que ambos intentaron asesinar a un primo de quien fuera el gobernador del Táchira en ese momento, el general Eustoquio Gómez, y es de allí donde se inmortaliza la emblemática esquina de la Capilla de Los Ahorcados.

Comenta el cronista Luis Hernández en su libro, que ante el escabroso suceso, precisamente la propietaria de la hacienda, consternada ante tal suceso, pidió permiso para sepultar los cadáveres y lo hizo al pie del árbol donde ocurrió el hecho.

Volviendo a la historia de la vieja casona de la señora Valbuena, que mantenía un estilo rural, de techo amplio de teja y con amplios corredores a su alrededor, fue demolida y las tierras pasaron a manos de Francisco Cárdenas, un coronel y hacendado que construyó una quinta muy moderna para la época, una amplia casa familiar de dos plantas y con jardines exuberantes.

Según testimonios, Cárdenas, quien fuera presidente de la municipalidad en la década de los veinte, era muy conocido en la ciudad por el hecho de poseer grandes bienes y porque en esta casa, se realizaban grandes fiestas en la que sólo podía asistir la gente de la alta sociedad.

Ya para el año 1937 y bajo el mandato de Eleazar López Contreras, el Coronel decide vender sus tierras por parcelas. Así, el Banco Obrero recibe los primeros lotes para la construcción de varias casas cercanas y colindantes con el área que rodea la hoy popular "Plaza de Los Mangos".

Precisamente, lo que hoy se conoce como la Urbanización Pirineos, también pertenecieron a la famosa hacienda por la que hace honor a su nombre.

Décadas después, la quinta de las Cárdenas, que en su momento significó un gran atractivo para la ciudad, deteriorada y resquebrajada por el tiempo y el paso de distintas generaciones, fue demolida, para años más tarde dar paso a una franquicia de comida rápida que se llamó Wendys y que funcionó por varios años.

En la actualidad, en esta esquina funciona un gran supermercado, no hay rastros, ni tampoco ruinas de lo que fue la Hacienda Pirineos en su momento. Solo existen algunos registros fotográficos en blanco y negro y el testimonio de las generaciones pasadas que vivieron en la época.

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