Pocos saben los secretos que este lugar oculta puesto que algunas personas han tenido encuentros con espíritus

Crédito: Karen Roa

Pocos saben los secretos que este lugar oculta, puesto que algunas personas han tenido encuentros con espíritus

Brujas y espíritus: extrañas apariciones en la Montaña La Z

María Cárdenas | La Prensa del Táchira.- El Chimborazo más conocido como Montaña La Z, es uno de los destinos más concurridos de los senderistas de San Cristóbal, sus caminos y su mirador hacia la ciudad son sumamente atractivos; sin embargo pocos saben los secretos que este lugar oculta, puesto que algunas personas han tenido encuentros con espíritus, han visto sombras correr entre los árboles y otros se han encontrado con rituales de brujería. 

La bruja

A principios del año 2010, Arturo realizaba cada tarde una caminata por la Montaña La Z. Generalmente hacia este recorrido solo y casi al final de la tarde. Un día queriendo darle un poco más de dinamismo a su caminata decidió emprender por primera vez a un lugar conocido como Piedra del Sapo, a pesar de que le habían recomendado no ir solo, ya que el camino se desviaba varios metros del sendero principal y podría perderse si lo alcanzaba la noche, pero por alguna extraña razón Arturo estaba empeñado en realizar este recorrido. Tomó el desvío hacia Piedra del Sapo y notó que el recorrido era montaña abajo, se sentía tranquilo, puesto que aún quedaba por lo menos dos horas de luz solar.

Después de unos 20 minutos de caminata Arturo notó que algo estaba pasando, a pesar de seguir todas las indicaciones de sus conocidos no conseguía llegar al lugar, cuando de pronto comenzó a oír risas y cantos extraños. Arturo llevado por la intriga comenzó a seguirlas y poco a poco fue divisando la gran piedra que tenía forma de una cabeza de sapo saliendo de la tierra, pero el joven se paralizó al ver lo ocurría a su alrededor, varias cruces estaban enterradas formando un círculo alrededor de la piedra y a pesar de que se escuchaban muchas voces solo había una mujer arrodillada en medio de aquel lugar. 

Arturo decidió que lo mejor era alejarse, sin embargo como si aquella mujer le leyera el pensamiento, volteó abruptamente y miró a los ojos al joven, que de manera instantánea comenzó a correr montaña arriba. Arturo no sabe explicar lo que pasó, ya que a pesar de que no eran ni las seis de la tarde, de pronto todo se oscureció, apenas podía ver el camino de la montaña. 

Mientras corría, Arturo sintió que era perseguido por muchas personas, no obstante no tuvo el valor para verificar esto. Finalmente, como por arte de magia, la oscuridad se despejó y consiguió llegar al primer plano de la montaña en donde se encontraban algunas personas descansando. El joven no sabe como explicar lo que sucedió y desde entonces ya no sube la montaña sin compañía. 

El espíritu

Los hermanos Aurora y Jesús se encontraban recorriendo la montaña, fueron a diferentes lugares, pero más que todo querían llegar a la Cascada del Ron; si bien varias personas les explicaron que este lugar estaba sumamente alejado y era peligroso aventurarse solos, estos no atendieron las advertencias y decidieron emprender el camino solos. Después de horas caminando, los jóvenes consiguieron llegar a la cascada, pasaron un rato ameno y decidieron volver.

En algún punto del camino los hermanos se desorientaron y pasaron varias horas caminando en círculo, desesperados los jóvenes llenos de pánico intentaron usar sus teléfonos, pero estos no tenían señal, cuando de pronto un gran animal salió de entre las montañas; si bien tenía forma de un perro, era demasiado grande y tenía una mirada extraña.

El animal no parecía ser agresivo,  se sentó a observar a los hermanos y de pronto hizo como un ademán de que los siguiera Los jóvenes extrañados por el comportamiento del animal decidieron seguirlo, caminaron casi durante una hora cuando consiguieron llegar a un camino que llevaba a una carretera de Barrio Sucre, aliviados de por fin salir de la montaña, los jóvenes buscaron al gran animal que desapareció sin que ellos se dieran cuenta. Algunas personas cuentan que estas extrañas apariciones se tratan de los espíritus que viven en las montañas.

Las sombras

La Montaña la Z además de ser un lugar que atrae a deportistas y amantes de la naturaleza, también es un buen lugar para acampar y observar la ciudad durante la noche. Ángel y Samuel decidieron pasar una noche en la montaña, haciendo fotografías del paisaje y especialmente de la vista nocturna hacia la ciudad. 

Durante las primeras horas de la noche Samuel se encargó de documentar de diferentes ángulos y encuadres; de igual manera capturaba los colores de la naturaleza que iba cambiando su aspecto. El ambiente armonioso de la montaña durante el día cambiaba drásticamente en la noche, la oscuridad hacía parecer que todo era hostil y peligroso. 

Los jóvenes encendieron una fogata, cocinaron la cena y con todo el material fotográfico listo, decidieron dormir. No habían pasado ni diez minutos cuando comenzaron a escuchar ruidos fuera de la carpa, temiendo que se tratara de algún animal, los jóvenes decidieron ver de qué se trataba; sin embargo no encontraron nada. Samuel quiso mantenerse alerta así que se sentó fuera de la carpa alrededor de la fogata, cuando de pronto lo vio por primera vez, una sombra de gran tamaño caminado entre los árboles. Samuel asustado llamó a Ángel y le indicó lo que estaba pasando. 

Ángel no puso en duda lo que decía su amigo, ya que desde hace varias horas se sentía observado en aquella montaña. Prestaron atención a los sonidos, pero algo muy extraño sucedió. No se escuchaba absolutamente nada, ni insectos, ni los ruidos de los árboles y mucho menos el silbar del viento. Esto asustó a los amigos que intercambiaron miradas de asombro, Samuel miraba en todas direcciones y comenzó a ver nuevamente a la gran sombra, pero esta vez se movía más rápido entre los árboles como si los estuviera rodeando. Ángel que también vio este extraño ser, recomendó que lo mejor era entrar a la carpa. Samuel antes de hacerlo decidió tomar varias fotografías de aquella sombra y luego ingresaron en la carpa.

Ángel contó a Samuel que su abuela le había advertido una vez que si se encontraba con seres de sombra, lo mejor era ignorarlos. Asustados, los amigos no consiguieron conciliar el sueño y apenas amaneció, abandonaron la montaña.

Cuando Samuel intentó ver las fotografías de aquella noche, las que tomó de la ciudad y de aquellas extrañas sombras, se encontraban dañadas o quemadas por la luz. 

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