Lo que al principio parecía un caso en el que el joven había tomado la decisión de quitarse la vida, se tornó en un complicado y misterioso crimen. En primera instancia los oficiales no se percataron de nada extraño en la muerte del joven de 21 años; sin embargo el padre de la víctima, Silvio Pérez, no entendía por qué su hijo se había quitado la vida y comenzó el mismo averiguar con los vecinos de la finca sobre las últimas horas del joven.
Al padre le parecían extrañas las circunstancias, primero el cuerpo del muchacho fue encontrado guindando a unos escasos centímetros del suelo, además habitantes del sector le contaron al hombre que durante la noche y la madrugada de aquel día se había escuchados gritos y escándalos desde el hogar que compartía el joven con su madre y padrastro.
Con esta información Pérez se dirigió hacia la policía de El Cobre, no obstante estos le explicaron que el caso había sido cerrado y catalogado como suicidio, a pesar de su historia los oficiales no lo atendieron, lo que llevó a Pérez a acudir a tribunales para exigir la exhumación y debida investigación sobre la muerte de su hijo, que a su parecer parecía un vil asesinato.
Dos meses después de la muerte de jovencito, su padre finalmente fue escuchado y la exhumación y autopsia fueron autorizadas.
La víctima
El fallecido era un joven trabajador dedicado a la vida agrícola, durante su adolescencia cursó estudios en el Liceo Militar Jáuregui; sin embargo decidió regresar junto a su madre para dedicarse a las labores agrícolas, sus vecinos y familiares lo describían como una persona amable, dedicada al trabajo, por lo cual a muchos les sorprendió escuchar la noticia de su aparente suicidio.
El 30 de junio de ese año, el cuerpo del muchacho fue exhumado del Cementerio Municipal del Cobre y le fue practicada la autopsia para determinar si su muerte había sido asfixia mecánica o tenía otro origen. Si bien los oficiales fueron muy herméticos con el caso del joven de El Cobre, los medios de comunicación de la época consiguieron acceder a una parte del examen forense, en donde se explicaba que el cuerpo tenía diferentes heridas en la espalda y el pecho, incluso contaba con dos costillas rotas. Lo cual hizo muy difícil de creer el suicidio como causa de la muerte.
El crimen del joven se comenzó a investigar como asesinato, muchas personas, entre ellos familiares y vecinos de la víctima debieron brindar sus declaraciones de los hechos; sin embargo el caso fue pasado a los Tribunales Penales, los meses fueron pasando y familiares de la víctima no tenían respuesta.
A pesar de las múltiples pistas y declaraciones de los vecinos, el caso del joven fue archivado y su homicidio no pudo ser esclarecido.
Los datos de esta historia se encuentran resguardados en la Hemeroteca Estadal "Pedro Pablo Paredes", ubicada en la sede del Liceo Alberto Adriani en San Cristóbal.
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