María Cárdenas | La Prensa del Táchira.- Durante las últimas semanas se han agudizado los problemas con los servicios básicos en la ciudad de San Cristóbal, la falta de gas para cocinar, el racionamiento de agua y a estos se suman los cortes eléctricos, que en algunos sectores pasan al menos ocho horas al día sin el servicio. Ante esta situación los ciudadanos han mostrado su descontento y señalan que el nivel de estrés es muy alto por la falta de estos servicios.
Ante esto muchos buscan algunas alternativas e indican que salen a pasar tiempo en el centro de la ciudad para intentar distraerse de la situación. "Hay días que la luz se mantiene intermitente y a veces se va durante cuatro horas seguidas. Esto es inaguantable, vivimos un momento duro, hay problemas de luz, agua y gas, vivimos un desgaste mental constante y yo para lidiar con eso me gusta venir al centro a liberar la ansiedad caminando, porque es muy duro", expresó Elizabeth Cacique.
El psicólogo Alfonso Amaya explica que este tipo de situaciones como la falta de servicios básicos genera un impacto significativo en la salud mental de las personas. Señala que "la falta de iluminación adecuada puede generar miedo y ansiedad, especialmente durante la noche, afectando el bienestar emocional. Sin electricidad, es difícil mantener la comunicación y el acceso a la información, lo que puede llevar al aislamiento social y la sensación de desconexión".
Además indica que el tema del gas dificulta aún más las cosas. "Sin gas, la preparación de alimentos se vuelve difícil, lo que puede llevar a una alimentación inadecuada y problemas nutricionales. El uso de métodos alternativos para cocinar o calentar, como estufas de leña, puede aumentar el riesgo de accidentes y problemas respiratorios debido al humo".
Carmen Sánchez, habitante del municipio Guásimos, indica que para su familia el tema de la intermitencia de la luz y escasez de gas ha sido muy dura. "El problema de la luz es terrible y se suma el del gas. Las bombonas son muy costosas y toca aguantar hambre hasta que llegue la luz y es difícil lidiar con eso. Es una situación muy estresante, no solo para nosotros, sino también para los niños y las personas de la tercera edad", señaló Sánchez.
De igual manera, María Monsalve, habitante de La Ermita, indicó que "cocinar con leña no es una opción porque en mi familia somos muy susceptibles al humo y es peligroso para la salud y nos toca esperar a que llegue la luz para poder hacer la comida".
Por otro lado, el psicólogo señaló que la falta de agua potable también se suma a la lista de problemas de los ciudadanos. "La falta de agua potable y para la higiene personal puede conducir a enfermedades infecciosas y problemas de salud graves. La dificultad para acceder a agua limpia y segura genera estrés constante y preocupación por la salud de la familia. La imposibilidad de mantener una higiene adecuada afecta la autoestima y el bienestar emocional".
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