Ramón escuchó claramente el llanto de un bebé que venía del cuarto destinado para su futuro hijo

Crédito: Karen Roa

Ramón escuchó claramente el llanto de un bebé que venía del cuarto destinado para su futuro hijo

Llantos aterrorizaron a pareja en la casa de la Unidad Vecinal

María Cárdenas | La Prensa del Táchira.- A finales de los años 70 una pareja de recién casados se mudó a una antigua casona cerca de la iglesia de la Unidad Vecinal. La casa, a pesar de que era antigua, tenía un aspecto muy cuidado; además el precio hizo que Ramón la comprara de inmediato. Con amplios cuartos para expandir su familia y clásico patio en el centro, en donde Marta podría cultivar un jardín; no obstante, Ramón ignoraba el oscuro secreto de la casona que los haría vivir una de las más aterradoras experiencias. 

Ramón y Marta comenzaron a instalarse en el mes de mayo. Emocionados decoraron la casa a su gusto y adaptaron el cuarto de su primer hijo, puesto que Marta ya tenía pocos meses de embarazo. Durante las primeras semanas todo transcurrió con normalidad, pero poco a poco los esposos comenzaron a notar que cosas extrañas sucedían. Una mañana que Marta se levantó para hacer el café, encontró todos los vasos de la cocina en el suelo. Extrañada por el suceso, pensó que tal vez se trataba de un gato que probablemente ingresaba en la casa durante la noche. Más tarde, aquel día Ramón duró horas buscando unos papeles importantes que debía entregar. El hombre aseguraba que lo había dejado en su mesa de noche, pero terminaron apareciendo a las pocas horas en la zona de lavado.

 Días después de esto, los sucesos comenzaron a subir de nivel. Ruidos extraños se apoderaban durante la noche de la casa. El llanto de un niño levantó a Marta en más de una ocasión. Una noche harta de los sonidos que no la dejaban conciliar el sueño, despertó a Ramón y le pidió que revisara de dónde vienen los llantos. Ramón recorrió la casa por un rato, pero no escuchaba nada, parecía que Marta era la única que escuchaba los ruidos de la criatura, no obstante de pronto Ramón escuchó claramente el llanto de un bebé que venía del cuarto destinado para su futuro hijo. Cuando se acercó a la puerta le dio un escalofrío, pero esto no lo hizo flaquear y entró al cuarto que se encontraba en pleno silencio. Cuando Ramón pensaba que todo había sido producto de su imaginación, escuchó el llanto aún más fuerte, pero esta vez venía de uno de los cuartos del fondo que permanecía cerrado, ya que no le habían encontrado uso.

Se plantó frente a la puerta y con terror escuchó el llanto que subía de nivel con cada segundo que pasaba. Su miedo fue tanto que no se atrevió a buscar la llave de la puerta y decidió volver a la cama junto a su esposa, quien ya dormía plácidamente. La noche siguiente Ramón esperaba pasar una noche tranquila, ya que tras lo sucedido con los llantos no pudo conciliar el sueño, pero al llegar a su hogar encontró a su esposa en pleno ataque de histeria.

Marta le contó que mientras se encontraba cosiendo una cobija, vio cómo una sombra enorme atravesó el patio de la casa y se dirigió a la cocina y al entrar en ella encontró todos los platos, vasos y cubiertos en el suelo y las sillas del comedor esparcidas por el lugar. La mujer aseguró a su esposo que todo había estado normal, ya que no hacía mucho había ido a la cocina por un vaso de agua y todo estaba en su lugar y ahora todo era un desastre. La mujer horrorizada por lo sucedido, creía que se estaba volviendo loca. Ramón, por la seguridad de su esposa y su futuro hijo, decidió llevarla a casa de su madre para que pasara la noche con ella. 

Al volver a su hogar, Ramón notó otra vibra, todo se sentía diferente, tenía la sensación de que lo observaban en todos los rincones de la casa; a pesar de esto, decidió prepararse para dormir. Antes de cerrar los ojos Ramón escuchó nuevamente el llanto del bebé. Esta vez el hombre tomó el rosario que tenía guardado en su gaveta y decidió ir a revisar. Paseó por todos los rincones de la casa, siempre rezando oraciones para la virgen, pero no escuchó nada y al pasar por el cuarto desocupado de manera estridente, se escuchaba el llanto de un bebé. Esta vez el miedo no dominó a Ramón quien buscó las llaves de la puerta y se decidió a revisar. Al entrar en el cuarto, Ramón quedó paralizado, puesto que en una esquina se veía la silueta de una mujer que parecía arrullar a un niño. Del miedo Ramón cerró los ojos con fuerza y comenzó a rezar el rosario, no obstante, los llantos del bebé no cesaban. Cuando decidió abrir los ojos, vio que las figuras continuaban en aquel rincón, lo que parecía una mujer intentaba calmar al niño cuyo llanto no cesaba.

Ramón salió de la parálisis, comenzó a correr y se encerró en su habitación en donde se arrodilló a rezar. En medio de sus oraciones, Ramón escuchaba el escándalo en la casa, como se rompían vasos, como tiraban muebles, imaginaba que algo estaba destruyendo su hogar. Finalmente sin darse cuenta consiguió quedarse dormido. Al despertar lo primero que pensó fue en el desastre que debía ser su casa; sin embargo cuando la inspeccionó, todo estaba en su lugar, incluso la puerta de habitación en donde vio a las extrañas figuras, continuaba abierta. 

Ese día Ramón decidió consultar a uno de sus vecinos para confirmar si también había escuchado los ruidos en la noche, al hablar con el hombre, este le confirmó que efectivamente escuchó el escándalo, pero indicó a Ramón que esto sucede todo el tiempo en casa. Al parecer era muy conocido por la comunidad que en la casa sucedieran cosas extrañas. Al aparecer uno de los primeros dueños, en un arranque de ira asesinó a su esposa y su pequeño hijo recién nacido porque este no paraba de llorar, según el vecino, el propietario estranguló a su mujer y a la criatura y luego se quitó la vida. Desde entonces explicó que nadie ha podido ocupar esa casa por mucho tiempo, ya que el llanto los atormentaban.

Ramón impactado por la historia que escuchó, se mudó juntó a su esposa y decidió poner en venta la casa. Además, cada domingo ofrecía una misa en la iglesia de la Unidad Vecinal por el descanso de las almas de los espíritus de aquella casa. 

Los datos de esta historia fueron tomados del libro Leyendas del Táchira de la escritora Lolita Robles de Mora, quien se encargó de resguardar la tradición oral de los mitos y leyendas que envuelven cada rincón del estado Táchira.

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