Las imágenes de destrucción, lodo y desesperación aún están presentes en la memoria de quienes vivieron esta tragedia. Pueblos enteros fueron arrasados por los aludes, dejando tras de sí un paisaje desolado y un profundo dolor.
A pesar del paso de los años, las heridas aún no cicatrizan por completo. Muchas familias siguen buscando a sus seres queridos desaparecidos, mientras que los sobrevivientes continúan reconstruyendo sus vidas en medio de las dificultades.
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