María Cárdenas | La Prensa del Táchira.- El 16 de agosto del 2008 el Cuerpo de Bomberos recibió el llamado para apagar un incendio, puesto que una carpintería se encontraba envuelta en llamas en el barrio La Pampa, en El Corozo. Cuando llegaron y lograron controlar las llamas, debajo de una cama que estaba parcialmente consumida por el incendio, encontraron semi consciente a un hombre víctima de aquel voraz incendio.
El hombre identificado como Samuel murió solo algunos días después en el Hospital Central de San Cristóbal a consecuencia de las fuertes quemaduras que había sufrido en todo su cuerpo. Por su parte el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), ya se encontraba trabajando en el caso. El incendio y la muerte de Samuel no eran coincidencia, al parecer, el crimen tenía un trasfondo siniestro.
Los hechos
Samuel era un obrero que aquel fatídico día decidió visitar a uno de sus amigos de la infancia, Raúl, quien desde hacía muchos años se desempeñaba como carpintero e incluso tenía su propio taller. Ambos se reunieron en la carpintería y decidieron beber algunos tragos y escuchar algo de música. Pasaron las horas y ambos contaban cuentos y algunas anécdotas; sin embargo el clima armonioso de la noche se fue transformando.
En algún punto de la madrugada, Raúl perdió completamente la cabeza y sin mediar ninguna palabra roció con gasolina a Samuel y antes de encender el mechero le dijo: "Se me metió el demonio y te voy a quemar vivo". Samuel consiguió sobrevivir a las llamas del incendio e incluso contó a los bomberos quién había cometido el acto, sin embargo su atacante aún no había sido detenido.
Familiares y vecinos de El Corozo se encontraban indignados ante la falta de justicia en el caso de Samuel, pidieron a las autoridades apresar al culpable de su muerte e hicieron un llamado en los medios de comunicación locales. Ante esto la familia del carpintero salió en su defensa alegando que el hombre no ingería licor y además aseguraron que apenas conocía a Samuel. Su madre contó a los medios que en realidad la víctima era su hijo.
La mujer contó que su hijo había llegado en la madrugada completamente desorientado y alegó que lo habían drogado para robarle una gran suma de dinero, culpando del crimen a Samuel, quien según la mujer seguro, "por encubrir el robo le metió candela a la carpintería".
Durante varios meses la familia de Samuel insistió a las autoridades esclarecer el terrible crimen, sin embargo el caso poco a poco se fue enfriando. En algunos medios se dijo que eran las conexiones de Raúl con algunas personas de altos cargos quienes permitieron que este pudiera huir sin rendir cuentas sobre lo que pasó. Además nunca declaró sobre el terrible hecho que estremeció a toda la comunidad de El Corozo.
Los nombres de las personas en esta historia fueron cambiados por respeto a sus familiares. Los datos de esta historia se encuentran resguardados en la Hemeroteca Estadal "Pedro Pablo Paredes", ubicada en la sede del Liceo Alberto Adriani en San Cristóbal.
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