Cuenta la leyenda que una sombra que en principio parece de un niño inicia su recorrido por la Calle 12 desde la Quinta Avenida de San Cristóbal

Crédito: Karen Roa

Cuenta la leyenda que una sombra que en principio parece de un niño, inicia su recorrido por la Calle 12 desde la Quinta Avenida de San Cristóbal

¿Es la sombra de un niño el eco de un pasado oscuro?

María Cárdenas | La Prensa Táchira.- En la calle 12, en el centro de San Cristóbal, desde hace más de 50 años un espectro se ha encargado de asustar, no solo a sus habitantes, sino también a transeúntes e incautos que transitan por esta calle, especialmente en los días de Semana Santa.

Cuenta la leyenda que una sombra que en principio parece de un niño, inicia su recorrido por la Calle 12 desde la Quinta Avenida; sin embargo, mientras sube la gran cuesta de la calle, está va ganando tamaño hasta alcanzar varios metros convirtiéndose en una especie de espectro completamente oscuro que sube a paso tranquilo hasta llegar a la Séptima Avenida, para desaparecer de forma abrupta cayendo al suelo y  dejando completamente paralizado del terror a quien observa su recorrido.

Habitantes de la zona comentan que este fenómeno ha estado sucediendo por más de 50 años y su mayor actividad es en la Semana Santa. Algunos señalan que esto inició alrededor de mediados los años 50, en aquel entonces la calle 12 recorría sin ninguna interrupción la Séptima Avenida.

En aquella esquina, en la cual hoy es un conocido banco, se encontraba una casa colonial habitada por dos mujeres muy temidas por la comunidad, ya que se sabía que se dedicaban a la práctica de artes oscuras. Desde el interior de la casa siempre salían sonidos extraños, gritos, voces guturales y hasta llantos de niños que dejaban con los pelos de puntas a quien los escuchaban.

Una noche, habitantes del lugar comenzaron a escuchar con más regularidad el llanto de un niño, pasada la medianoche, durante varios días estos se hicieron regulares hasta que un día finalmente cesaron. Tras esto el silencio invadió la cuadra y poco a poco las mujeres dejaron de mostrarse cada vez con menos regularidad en las calles y su casa cada día ganó un aspecto más tenebroso; las personas lo pensaban dos veces antes de pasar aquella cuadra y los niños ni siquiera se atrevían hacerlo a menos de estar acompañados por adultos.

Finalmente, un viernes Santo, la sombra haría su primera aparición. Cuentan que un hombre, quien vivía en aquella calle, llegó más tarde de lo habitual, su jornada laboral se alargó a tal punto que llegó a su casa pasada la medianoche; mientras buscaba la llave para ingresar a su hogar divisó por el rabillo de ojo que algo pequeño se acercaba, al voltear vio lo que parecía una sombra negra como de un niño.  Intrigado para saber de quién se trataba aguardó en la puerta de su casa; sin embargo aquella sombra o espectro parecía ganar tamaño en cada paso que daba, del miedo el hombre quedó totalmente paralizado, pero al mismo tiempo parecía estar hipnotizado por el paso pausado de aquella sombra que ni siquiera se detuvo cuando pasó a su lado y cayó de manera violenta y con un golpe sordo en la entrada de la casa de las llamadas brujas.

Durante varios días varios vecinos experimentaron un suceso parecido y se empezó a rumorar que aquella sombra pertenecía a un pequeño niño que fue víctima de los ritos oscuros de aquellas mujeres a quienes consideraban brujas.

A los pocos años las mujeres desaparecieron del lugar sin dejar rastro, las calles fueron remodeladas y con ello la casa fue demolida para dar paso a otras edificaciones, no obstante la sombra nunca se detuvo y aún más de 50 años después, en Semana Santa, este mismo espíritu continúa penando y realizando el mismo recorrido en la Calle 12.

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