Francisco Hinojosa | La Prensa del Táchira.- Una piedra de gran tamaño con dos pilas, en la que el agua de la lluvia se asienta en épocas de invierno, despierta la curiosidad de quienes transitan por esta zona. Algunos se preguntan ¿Por qué en una zona tan sofisticada de San Cristóbal, donde abundan los edificios más modernos de la capital, hay una piedra enorme que atraviesa la acera?
Muchas generaciones, sobre todo aquellas recientes, han hecho especulaciones sobre su origen y permanencia, algunos apuntan que posiblemente se trate de un tesoro, y otros por el contrario manejan la hipótesis que por debajo de esta roca fluye el paso de una naciente y por eso sus pilas se mantienen con agua, pero esto son sólo versiones que se han creado, según los mismos testigos que aún viven.
Basta con apreciar los detalles de la roca, el verde de su musgo que comienza a brotar en épocas lluviosas, así como sus imponentes grietas que dejan entrever su antigüedad, y que por alguna razón se ha negado a ceder su espacio a la civilización.
Lo cierto es que durante el paso de muchas generaciones, han intentado remover la piedra de una y mil maneras resultando en un esfuerzo inútil. Tanto así que antropólogos de la época curiosamente se vieron motivados a ir un poco más allá para determinar la causa, y hasta el momento sólo se sabe que calcular su tamaño es muy difícil.
Justo en frente de la piedra, se encuentra la casa de las hermanas Chaparro, Blanca y Gladys, oriundas de Queniquea. Ambas comentan que vinieron a vivir en 1949 cuando su padre compró esas tierras.
"Eran campos y esta era la aldea principal de Pueblo Nuevo, vivimos seis meses alquilados y luego mi papá compró esta finca, era una zona completamente rural, eran caminos y esta carretera era muy angosta y de granzón y tierra", relata.
La casa llegaba hasta la mitad de la vía cuando la ampliaron después de la caída de Pérez Jiménez, pero en el primer gobierno de los adecos, en el periodo de Betancourt, tumbaron parte de la casa que daba casi hasta la piedra.
Un símbolo natural histórico
Para Reina Durán, doctora en antropología, que en esa época fue testigo y participe, recuerda que recibió llamadas de unos vecinos que reportaron la intención que tenían de destruirla porque les entorpecía, ya que estaban construyendo la clínica y el garaje que allí se encuentra actualmente. "Fui hasta el sitio, conversé con el vecino que denunció y les informé a los constructores sobre la Ley de Patrimonio Cultural que protege estos vestigios", relata la especialista.
"La piedra no sólo es una manifestación cultural de nuestros antepasados indígenas, sino que era un monumento lítico testigo de muchas gestas históricas como en la época de Cipriano Castro y la batalla de Las Pilas", explica.
Las hermanas Chaparro rememoran con mucha nostalgia que la piedra siempre estuvo allí, quizás por estar pequeñas recuerdan que la piedra era muy alta. "Nos montábamos y ese era nuestro sitio preferido para jugar y brincar", recalcan también que actualmente la piedra se ha tapado por la cantidad de veces que han asfaltado las calles al pasar de los años.
Gladys Chaparro comenta que la piedra siempre tuvo dos piletas que se llenaban de agua, su padre regularmente sacaba el agua para evitar los zancudos, tanto así, que exhausto le echó tierra y sembró varias matas, pero no funcionó.
De estas piletas en la piedra se dice que se utilizaban en las épocas precolombinas, ya que servía como un método de recolección de agua para consumo de los viajeros de la otrora aldea y también para dar de beber a los animales, ya que en gran parte de los campos que existieron en ese entonces, este tipo de piedras abundaban por doquier y se caracterizaban por su gran tamaño y por sus pilas que almacenaban abundante agua.
"De esa piedra, sólo queda una era, un lugar de reposo para los viajeros que transitaban esa antigua vía y la acumulación de agua, que en ellas servía para calmar la sed de los arrieros y sus animales", reafirma el profesor José Antonio Pulido, quien anteriormente se dedicó a investigar y recabar información documental sobre esta historia.
Para Luís Hernández, cronista de la ciudad, en esta zona, se desarrolló la Batalla de Las Pilas, en los inicios de la Revolución Liberal Restauradora, comandada por el general Cipriano Castro en 1899.
"Específicamente el 27 de mayo. Los generales Leopoldo Sarría, jefe de la Frontera venezolana y Pedro Cuberos, jefe Civil del Distrito San Antonio, se enfrentan con el general Cipriano Castro, quien los derrota. Sarría queda herido y Cuberos es muerto en la refriega.", cuenta Hernández.
Sector "Las Pilas": Topónimo de San Cristóbal
Con respecto a la relación que encierra la piedra de Las Pilas con el nombre del sector, también denominada Las Pilas, existen dos versiones.
Hernández comenta que "algunos han querido difundir que ese sector se denomina de tal modo por "la pila" de muertos que quedaron del hecho. Eso es falso. Las Pilas ya era conocido como topónimo de San Cristóbal en 1864, 35 años antes de la batalla".
El profesor José Antonio Pulido sustenta esta misma versión, ya que para él, no tiene nada que ver con "pilas de muertos", "esa es la historia de la ficción del populismo, del que se reúne en una esquina y echa un cuento y la gente lo toma como verdad histórica", concluye.
Actualmente la piedra reposa sobre las aceras en plena avenida principal de Las Pilas, donde actualmente funciona una clínica. Y frente a ella, la casa de las Hermanas Chaparro que también se mantiene en el tiempo con algunas modificaciones. Pareciera que la historia, de alguna manera quisiera prevalecer en el tiempo, en medio de los constantes cambios de la ciudad a través del tiempo.
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