Redacción | La Prensa Táchira.- En el cementerio municipal de San Cristóbal se encuentra la tumba de Francisco Carrero, un militar conocido por conceder favores a los más necesitados y del cual se especulan una gran cantidad de historias en torno a su muerte.
Para algunos, Francisco murió como consecuencia de un accidente de tránsito y se rumora que antes de morir le salvó la vida a sus compañeros guardias, quienes viajaban en el convoy militar que volcó mientras viajaban por la vía Panamericana. Carrero salvó a sus colegas sacándolos del vehículo militar y subiéndolos a otros carros para que fueran trasladados a centros asistenciales.
Según cuentan, Francisco llegó al cuartel cansado por la labor que había realizado y murió descansando en su dormitorio, debido a lesiones internas sufridas durante el accidente. Desde allí, sus compañeros comenzaron a regar la voz sobre su valentía y al pasar el tiempo comenzó a ser venerado.
Otra de las historias con mayor peso es la de la escritora Lolita Robles de Mora, quien asegura que el soldado fue herido a balazos y trasladado al antiguo Hospital Vargas donde fue atendido por una enfermera llamada Josefa que vivía en la calle dieciséis, frente al cementerio de San Cristóbal, más abajo de la estación de gasolina.
Según la leyenda, la enfermera y un médico del hospital le extrajeron las balas y lo cuidaron con mucho esmero. Sin embargo, cada día el soldado iba empeorando su estado de salud y al darse cuenta que en algún momento iba a morir, le dijo a la enfermera "Doña Josefa, yo me voy, pero cuando necesite algo llámame y yo la ayudaré". Al poco tiempo, Francisco Carrero falleció y la señora comenzó a rendirle culto a este hombre a través de un pequeño altar casero. Pronto, los rumores del cumplimiento de los favores comenzaron a regarse por toda la ciudad y la tumba se vio repleta de objetos y flores de agradecimiento.
Robles de Mora narra que sobre la tumba de Francisco Carrero se encuentra una fotografía de él cuando estaba pequeño y otra adulto que se estaba borrando y donde se perfila la imagen de la Virgen del Carmen. Al preguntar a una muchacha sobre el soldado de los milagros, respondió "Él es muy milagroso, fíjese cómo está lleno de cosas, a mí me curó de una enfermedad que decían incurable".
Actualmente, la tumba está cubierta por placas de agradecimiento que dicen; "Doy gracias a Francisco Carrero por favor recibido", además Francisco está acompañado por sus familiares fallecidos y las imágenes del Nazareno, de la Virgen del Carmen y José Gregorio Hernández. Sobre su tumba se construyó una capilla y en su interior puede leerse "Guardia Nacional Francisco Carrero murió ¿trágicamente? el 13 de enero de 1958.
Según David Benítez, trabajador del cementerio municipal de San Cristóbal, la familia de Francisco Carrero es una familia adinerada y misteriosa, proveniente de La Cueva del Oso. Todos los lunes, un familiar del soldado se acerca al cementerio para rezar sobre su tumba, este día es el único que la capilla es abierta completamente y por ello, quienes le piden favores prefieren asistir este día.
Benítez asegura que el primer cuartel del cementerio es el más visitado, ya que allí se encuentran tres tumbas de personas a las que les rinden culto. Aunque asegura no conocer muy bien la historia, expresa que Francisco Carrero es conocido por la mayoría de los visitantes.
Sea cual sea la verdadera historia, Francisco Carrero se ha convertido en un espíritu popular que se ha mantenido por más de 60 años y que para muchos representa uno de los mayores íconos de la fe popular junto a Anunciación Orduz de Ochoa y Luis Alberto Méndez, quienes reposan en el mismo cuartel del "Soldado de los Milagros".
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