Sobre un mueble de madera, instalado en una esquina de su pequeña sala, Lizaola celebra la memoria de Taco, que murió hace dos años, con un altar en el que también están las cenizas del perro y fotografías de él. Junto a ellas, coloca imágenes de su propio padre, así como calaveras, catrinas, velas, flores anaranjadas y pan de muerto de plástico.
La diseñadora gráfica, de 35 años, confesó entre risas que aunque Taco era muy glotón y solía comer algunos de los platos típicos mexicanos como pan de conchas, tacos de carnitas y quesadillas además de croquetas, no pone en su altar ofrendas de alimentos para evitar que alguno de sus otros cuatro perros se las coman.
Los altares por las celebraciones del Día de Muertos, que se festeja el 1 y 2 de noviembre, forman parte de una tradición muy arraigada entre los mexicanos, que reúne elementos de la cultura prehispánica, de la época de la colonia y de la historia reciente. Lo de honrar también a las mascotas se ha extendido entre los nuevos hábitos.
Fuente Informativa: AP
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