Era el cinco de diciembre de 1985 y los habitantes de San Cristóbal quedaron impactados ante el vil asesinato del profesor

Crédito: Karen Roa

Era el cinco de diciembre de 1985 y los habitantes de San Cristóbal quedaron impactados ante el vil asesinato del profesor

A 38 años del crimen: detalles del asesinato de un joven educador

María Cárdenas | La Prensa del Táchira.- José Pernía, un educador de 21 años se encontraba realizando las compras navideñas junto a su hermana durante una tarde amena en el centro; sin embargo, el profesor decidió interrumpir el paseo con su hermana y optó por regresar solo a su casa, ya que necesitaba terminar un plan didáctico para sus estudiantes en La Laja; una clase que por supuesto nunca llegó a dar, porque a escasos metros de su hogar, en la esquina de la calle 6 con carrera 2 del barrio 23 Enero, sería asesinado cruelmente a navajazos.

Era el cinco de diciembre de 1985 y los habitantes de la ciudad de San Cristóbal, que se preparaban para celebrar las fiestas decembrinas, quedaron impactados ante el vil asesinato del profesor, quien tras ser herido de muerte consiguió tocar la puerta de su casa y ser recibido por un familiar, luego cayó de bruces y murió en el sitio.

La Policía Técnica Judicial (PTJ) llegó rápidamente al sitio señalando que este asesinato se trataba de un suceso atípico, ya que el hecho se había realizado a plena luz del día en un sector que generalmente era muy concurrido; sin embargo aquel fatídico jueves, ninguna persona se percató de lo sucedido. Tras realizar las pesquisas se pudo determinar que lusa de la muerte del profesor, fueron dos navajazos recibidos en el tórax, sus pertenencias como cartera y dinero no fueron robados, algo que despistó a las autoridades que se preguntaban quién habría querido asesinar a un profesor, que a pesar de su juventud era muy respetado por la comunidad. 

Hipótesis

En este crimen los oficiales manejan dos hipótesis: una más fuerte que la otra. Algunos familiares contaron a los medios de comunicación de la época que este cruel asesinato podría ser motivo de una venganza, ya que exactamente ese jueves cinco de diciembre, se cumplían dos años de un trágico accidente en el cual estuvo involucrado el educador. 

En 1983, José se encontraba de paseo en su auto junto a uno de sus amigos, pero la vida les jugaría una mala pasada y aquel paseo terminaría en tragedia, ya que se vieron envueltos en un terrible accidente de tránsito en el cual el amigo del profesor perdería la vida. Tras este suceso, los familiares del maestro señalaron que, allegados al joven fallecido en el accidente, juraron vengarse de José, puesto que lo culpaban por la muerte del muchacho, ya que él iba manejando el auto. 

Si bien la policía evaluó esta posibilidad, fue rápidamente descartada y fue dejada como una curiosa coincidencia, ya que tras varios días investigando consiguieron la pista que necesitaban para resolver el caso. Resulta que varios días antes, el profesor llevaba con orgullo una cadena de oro que había sido un regalo de sus padrinos. Su hermana, tras ser interrogada por los oficiales, confirmó que José la llevaba puesta el día que fue asesinado y está extrañamente desapareció de la escena del crimen.

Con este detalle, los oficiales tenían claro que él o los asesinos del profesor lo conocían bien, ya que fueron directamente por la cadena.

Los asesinos 

Con las nuevas pistas la PTJ activó varios operativos y uno de ellos lo llevó hasta Haber Ramírez, un conocido criminal de la ciudad que durante varios años integró la banda "Los Raponeros" y hacía solo un año finalmente había sido liberado de la cárcel de Santa Ana, en la cual habría pagado una condena por robo. Según los oficiales Ramírez salió de la cárcel y planeaba crear una nueva banda, por ello reclutó dos menores de edad, apodados "La Muñeca" y "El Látigo", para realizar robos por la ciudad.

Los oficiales dieron con el escondite de Ramírez, a quien atraparon con intenciones de huir del país. Al parecer el revuelo causado por el asesinato del profesor asustó al hampón, quien intentó eludir a las autoridades. Si bien Ramírez en un principio se negó a cooperar y negó toda vinculación con el asesinato del docente, rápidamente sus coartadas fueron destruidas por los oficiales y finalmente terminó confesando.

Al parecer tanto Ramírez como los dos menores venían estudiando los movimientos del profesor desde que este empezó a usar la cadena de oro, finalmente aquel jueves vieron que tenían la oportunidad de realizar el robo, ya que las calles se encontraban solitarias; sin embargo, no esperaban que el educador diera resistencia y se enfrentará a los criminales. Ramírez saco su navaja y amenazó al educador quien ignoró esto y continuó resistiendo al atracador, por lo cual Ramírez no dudo en acertar dos puñaladas que finalmente terminaron con su vida. 

Los datos de esta historia se encuentran resguardados en la Hemeroteca Estadal "Pedro Pablo Paredes", ubicada en la sede del Liceo Alberto Adriani en San Cristóbal.

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