Según la investigación que promueve la universidad, la economía venezolana se ha desenvuelto en 2024 de manera muy distinta al comparar el primer y el segundo semestre. «La primera parte del año se caracterizó por un crecimiento económico relativamente elevado. Pero en la segunda parte, la dinámica política-institucional, generada a partir del evento electoral de julio, ha afectado negativamente las expectativas, entrando la economía en una nueva fase recesiva», advierte el informe.
El trabajo indica que, como consecuencia, la presión sobre el tipo de cambio se ha incrementado y es de esperar que la tasa de inflación se acelere en el último trimestre del año.
«A esto hay que añadir una mayor presión fiscal sobre los agregados monetarios y financieros, en un contexto donde sigue prevaleciendo la dominancia fiscal sobre el diseño y gestión de toda la política económica», dice.
La UCAB advierte que las reservas internacionales se ubicarán en US$ en 9,8 millones; la deuda del sector público alcanza a los US$ 918,8 mil millones y los precios del petróleo en promedio se estiman en 66,3 $/B.
La mayor expansión de la base monetaria se supone agregará presiones sobre el mercado cambiario y el comportamiento de los precios internos. Es por ello que se espera que, en lo que queda del año, el BCV se vea obligado a deslizar aún más el tipo de cambio oficial, la tasa de inflación se incremente con relación al comportamiento observado en los últimos meses; todo esto frente a una reducida reacción de la oferta de bienes y servicios, afectada por la incertidumbre y la inestabilidad política que se supone sea creciente a medida que nos acerquemos al mes de enero, fecha en que debe comenzar un nuevo período presidencial.
Hay que agregar, además, las expectativas inciertas con relación a los resultados de las elecciones en EE. UU. y la manera como reaccionará la comunidad internacional una vez que se tenga mayor claridad en torno a si habrá o no una transición política.
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