María Cárdenas | La Prensa del Táchira.- En lo alto de la Loma de Pánaga se encuentra la famosa Capilla del Diablo, la infraestructura reposa a lo alto de la montaña como si vigilara a San Cristóbal. Durante años a su alrededor han circulado numerosas leyendas en donde las desapariciones, pactos con el diablo y tesoros escondidos han llenado de enigmas a los tachirenses.
Un Camino Real por el puente La Chucurí, entre el Barrio Marco Tulio y Rómulo Colmenares, lleva al lugar donde descansa en silencio la capilla, poca hierba crece a su alrededor como si el suelo también estuviera encantado. Entre las historias que se cuentan está la del pequeño Ángel, un joven que se dedica a cuidar los animales de la finca de su abuelo, el niño atraído por la curiosidad siempre le gustaba pastorear al ganado a los alrededores de la capilla, su abuelo en más de una ocasión le advirtió que se mantuviera alejado; sin embargo el pequeño no pudo evitar ser atraído por el templo y como si estuviera hipnotizado se adentró en él.
Pasaron las horas y Ángel no regresaba; su abuelo poco a poco fue encontrando el ganado que se había esparcido en diferentes direcciones de la zona; sin embargo al pequeño Ángel nadie lo volvió a ver más, desde entonces los lugareños aseguran que lamentos se escuchan durante la noche y señalan que el sonido sale directamente del interior de la capilla.
El origen de tan enigmática construcción se traslada a los inicios del siglo XX, según narra el patriarca de la familia Suárez un hombre dedicado a los negocios no tenía muy buena racha con el dinero, sus cultivos no prosperaban y parecía que iba a perder todo. En su desesperación de caer en la pobreza decidió consultar al mismo demonio y una noche, entre el silencio en las montañas convocó al maligno y prometió su alma a cambio de dinero y fortuna. Al poco tiempo, como si se tratara de un acto de magia, la finca de los Suárez comenzó a prosperar, el negocio comenzó a crecer a pasos agigantados y solo Suárez sabía la verdad.
Iban pasando los años y el hombre con cada día que pasaba se iba sintiendo cada vez más nervioso, el hombre sabía que su tiempo se agotaba, ya que el pacto con el demonio era dinero y fortuna a cambio de su alma, en un lapso de siete años de los cuales habían transcurrido ya cinco. Suárez no sabía cómo iba a eludir esta deuda, sabía que tarde que temprano el diablo se aparecería; no obstante el hombre ideó un plan: consultó un brujo que vivía en las montañas, le contó todo lo que había sucedido y este le explicó que existía una manera de evadir al maligno.
El hechicero le ordenó a Suárez construir una capilla lejos de su propiedad, esta marcaría el límite hasta donde el hombre podía estar sin ser alcanzado por el maligno. El brujo le explicó al hombre que si bien el diablo no podría alcanzarlo hasta su hogar, él tampoco iba a poder salir de él, siendo la capilla el punto que marcaría el límite.
Finalmente, pasaron los dos años restantes y la suerte de Suárez no se acababa, la finca y sus negocios seguían marchando de buena manera y poco a poco el hombre se fue olvidando del asunto, no obstante seguía recluido en su hogar puesto no olvidaba las advertencias del brujo. Un día decidió dar un paseo con su familia, su esposa y sus hijos lo acompañaban recorrieron toda la finca nunca pasando los limites y como si fueran cosas del azar su caminata los llevo directamente a la capilla; ella imponente se elevaba con majestuosidad y levantaba un aura que más que asustar a Suárez le daba curiosidad, ya que desde que la había construido nunca se había acercado a ella y al igual que le pasaría al pequeño Ángel años después, el hombre quedó hipnotizado con el templo siendo él y su familia atraídos hacia el interior. No se escucharon gritos ni estruendos, solo silencio, la familia se desvaneció por más que los buscaron, nadie nunca halló rastros de ellos, el diablo finalmente cobró su deuda.
La finca terminó siendo abandonada los sembradíos murieron y la maleza terminó por llevarse el resto de lo que alguna vez fue un gran negocio; sin embargo la Capilla del Diablo continúa en lo alto de la montaña, con el pasar de los años hombres intrépidos asediaron el lugar, aseguraban que al fondo de la capilla Suárez habría escondido algún tesoro; no obstante nunca nada fue encontrado y hasta el día de hoy muchos aseguran que en la tranquilidad de las noches a veces se escuchan lamentos y llanto que provienen de aquel misterioso lugar.
Los datos de esta historia fueron tomados del libro Leyendas del Táchira de la escritora Lolita Robles de Mora, quien se encargó de resguardar la tradición oral de los mitos y leyendas que envuelven cada rincón del estado Táchira.
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