Redacción | La Prensa Táchira.- A inicios del siglo 20 la ciudad de San Cristóbal vivió continuos cambios arquitectónicos. A medida que el pueblo fundado por Juan de Maldonado iba creciendo, las necesidades de sus pobladores de movilizarse de un lado para otro, también aumentaron.
El Maestro Jesús Manríquez, notable arquitecto tachirense, llegó a su estado natal en esa época y encontró una solución elegante y sofisticada para la población.
Fue así como en 1937 Manríquez edificó las primeras escalinatas de la ciudad que contaron con 69 escalones y 6 descansos, ubicadas en la calle 7, anexas al Colegio María Auxiliadora, las cuales parten de la carrera 11 y culminan en la 10.
Fueron inauguradas bajo el gobierno del presidente del Táchira, el doctor Abigail Colmenares. Luis Hernández, cronista de la ciudad capital del Táchira, indicó que "a pesar de muchos tropiezos e impedimentos en su construcción se pudieron consolidar las del Puente Niquitao, hechas también por el maestro Manrique con el mismo estilo arquitectónico".
Contaban con jardineras, lámparas decorativas, numerosos árboles a los costados, 72 escalones y siete descansos, lo que embellecía la ciudad. Desembocan en el parque San Miguel, inaugurado en 1951. Estas escaleras en especial son un espacio que los peatones le ganaron a los automóviles en la ciudad.
Posteriormente en 1954 se creó el grupo escolar Carlos Rangel Lamus, por lo que se hizo una conexión entre la carrera 10 y 11 con calle 11, con unas escaleras que tienen 72 escalones y 5
descansos, esto adornado con faroles decorativos del momento y numerosas jardineras que daban una imagen de tranquilidad, se desconoce el autor de la obra.
Este conjunto de escaleras significa para la ciudad un momento de transición y nuevos urbanismos. Durante años fueron parte de los sitios para visitar, había números comercios en la zona, por lo que era un sector muy visitado.
Desde su instauración, hasta finales de los 90 fueron un punto de reunión de las comunidades aledañas, innumerables historias y fotografías ocurrieron en el lugar, hoy los sancristobalenses recuerdan con cariño su pasado, lamentando el olvido y deterioro que hoy presentan.
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