María Cárdenas Camacho | La Prensa del Táchira.- Uno de los eventos que más ha impactado en la historia venezolana es la tragedia ocurrida en La Llovizna, en donde un grupo de más de 70 personas cayeron a las aguas del imponente Río Caroní, mientras cruzaban el puente.
Sobrevivientes de la tragedia señalaron que pasadas las 11 de la mañana, profesores que participaban en una Convención de la Federación de Maestros, acompañados de amigos y familiares se encontraban recorriendo la zona para apreciar la belleza del río, sin embargo la tragedia enlutó a cerca de un centenar de familias, cuando una de las guayas que sostenía el puente colgante de 20 metros de largo por un metro de ancho, cedió ante el peso y más de 70 personas entre ellas jóvenes, niños y adultos se precipitaron a las peligrosas aguas del río.
Milagrosamente algunas personas consiguieron sobrevivir al aparatoso accidente, un profesor quien consiguió aferrarse a una de las guayas, una maestra de 18 años cayó en un pequeño acantilado y más de 15 personas tras la caída de más de cuatro metros, consiguieron llegar a una zona plana, lejos del peligro. No obstante, más de 40 personas, entre ellos ocho tachirenses, fueron arrastradas por las poderosas corrientes del río.
Debido a la conmoción del momento, el pánico y la angustia, no se conseguía medir la cantidad exacta de personas que cayeron a las aguas; un gran número de convencionistas quedaron atrapados al otro lado del puente y solo observaron de manera impotente como amigos, colegas y familiares desaparecían en el río.
Sin embargo con la llegada de las autoridades y los grupos de rescate, se fue creando una lista de desaparecidos; durante los días siguientes poco a poco fueron rescatados los cuerpos y las trágicas historias de educadores, algunos que apenas iniciaban un camino prometedor en el terreno de la educación y otros ya consolidados como grandes maestros del área, se dieron a conocer.
Desaparecidos
A la ciudad de San Cristóbal, solo horas después de la tragedia, llegaría la triste noticia, en los titulares se podía leer que ocho tachirenses eran parte de los 33 cuerpos desaparecidos que aún no rescataban de las turbulentas aguas del Caroní. Entre ellos se encontraban grandes maestros que desde hace varios años desempeñaban sus cargos fuera del estado como el profesor Víctor Lino Gómez, natural de El Cobre, quien se desempeñó como subdirector del Liceo Alberto Adriani y desde hacía algún tiempo trabajaba en Maracay, junto a él viajó el profesor Salomón Morales, oriundo de San Pedro del Río, quien se desempeñaba como normalista en el mismo lugar.
Otra de las víctimas fue Juan Bautista García Roa, un joven profesor de 21 años, oriundo de La Grita, apenas iniciaba su prometedora carrera en la educación, en donde daba sus primeros pasos como activista político de la región, además de ejercer cargos en la sección tachirense de la FVM y desempeñaba su profesión en una pequeña escuela en Colón; sin embargo todo su futuro se vio truncado durante aquella tragedia.
El profesor Antonio Velasco, oriundo de San Cristóbal fue otra de las víctimas fatales, su viuda contó que el maestro un día antes de emprender su camino a la convención en La Llovizna, compró un seguro de vida y se lo entregó a su esposa, como previendo el triste final que le esperaba en el estado Bolívar.
Profesores e hijos
Entre las historias desgarradoras están aquellas de quienes partieron junto a un miembro de su familia y muchos de los profesores aprovecharon la visita al lugar para mostrar a sus hijos aquellos rincones de Venezuela, en donde la naturaleza muestra su mayor esplendor.
José Gonzalo Méndez era uno de los educadores ilustres del estado Táchira con una gran trayectoria, oriundo de La Grita, Diputado de la Asamblea Legislativa del Estado, Presidente de la junta electoral Seccional Táchira de la Federación de Maestros, además profesor de inglés de la Universidad Católica Andrés Bello, extensión Táchira y del Liceo Simón Bolívar, a sus 38 decidió emprender el viaje en compañía de su pequeño hijo Edgar de siete años, para así compartir más tiempo de calidad junto él y disfrutar juntos el paseo en Bolívar.
Ambos se encontraban justo sobre el puente colgante cuando las guayas cedieron y terminaron siendo arrastrados por las fuertes corrientes del río. Durante varios días los rescatistas buscaron sus cuerpos y finalmente, tanto los restos del padre como del hijo fueron recuperados. Si bien un percance aéreo retrasó la llegada al Táchira del cuerpo del pequeño Edgar, los restos de ambos reposan en el cementerio de San Antonio.
De la misma manera perdieron la vida la profesora Josefina de Duque y su pequeña hija, las cuales desafortunadamente se encontraban con la multitud sobre el puente. El profesor Isabelino Duque, esposo de Josefina y padre de la niña, buscó con desesperación a su familia. Si bien el cuerpo de Josefina fue encontrado varios días después gracias a que la corriente lo arrastró a una zona llena de raíces, pero el de su hija, quien no contaba ni con 10 años, nunca apareció, terminando por siempre entre las aguas del imponente río. El profesor viajó en compañía de los restos de su esposa para darle santa sepultura en Pregonero.
Los datos de esta historia se encuentran resguardados en la Hemeroteca Estadal "Pedro Pablo Paredes", ubicada en la sede del Liceo Alberto Adriani en San Cristóbal.
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