María Cárdenas | La Prensa del Táchira.- Corría el 18 de mayo de 1994 cuando la comunidad de La Fría se paralizó tras el terrible hallazgo del cadáver de una niña en estado de putrefacción, abandonado en un basurero ubicado en la Zona Industrial de la localidad.
Mediante una llamada anónima la policía fue avisada sobre el hallazgo del cuerpo. Al llegar al sitio, la PTJ pudo comprobar que el cuerpo se trataba de una pequeña niña de ocho años, que había sido reportada como desaparecida siete días atrás. Los habitantes de la zona se encontraban notoriamente consternados ya que durante toda la semana, el pueblo completo se encontraba buscando a la menor.
Los oficiales iniciaron la recopilación de las pruebas, sin embargo no hallaron nada en el lugar. Además el cuerpo de la pequeña presentaba un alto grado de descomposición, por lo cual se debería esperar hasta la autopsia para revelar la causa de la muerte.
El equipo forense determinó que la pequeña había sido ahogada, ya que encontraron gran cantidad de líquido en sus pulmones. Por otro lado lograron determinar que no había sido violada; sin embargo no encontraron algún otro indicio que les ayudara a determinar quién habría sido el asesino.
La policía habría manejado varias hipótesis, pero la que tenía más fuerza era que un grupo de criminales habría raptado a la niña cuando esta se encontraba de camino a su casa, no obstante no había testigos del hecho.
Desaparición
Lo único que se sabía es que el 12 de mayo la pequeña regresó a su casa tras terminar su jornada escolar, pero decidió devolverse, ya que había olvidado un termo en el lugar. Junto a su amiga, ambas pequeñas fueron en su búsqueda del implemento y de regreso, la víctima se quedó unos minutos en casa de su compañera conversando.
La amiga de la pequeña, quien estuvo junto a ella en los últimos momentos que fue vista con vida, contó a los oficiales que un tío de la víctima pasó por el lugar cuando ambas se encontraban conversando y ofreció la "cola" en su bicicleta a la niña, pero esta se negó y minutos después de este suceso, cerca de las seis de la tarde, se despidió de su compañera y se marchó a su casa, a la cual nunca llegó.
Esta historia levantó grandes sospechas a los oficiales quienes se preguntaron ¿por qué la menor rechazó el aventón de su familiar?, con este nuevo dato en la historia, la policía inició nuevamente unos interrogatorios a los familiares de la pequeña y finalmente dieron con el tío de la bicicleta, que se trataba de un hombre de 31 años quien no era familiar directo de la víctima, sino que vivía con la tía de esta.
El hombre en primera instancia negó haber visto a la pequeña aquel día; incluso explicó a la policía que él era uno de los que estaba al frente de su búsqueda; sin embargo la policía no creyó en sus palabras debido a que su historia cambiaba constantemente, por lo que los oficiales continuaron el interrogatorio. Si bien durante algunos días el hombre mantenía su historia, finalmente gracias al trabajo policial terminó cediendo y comenzó a confesar los hechos.
El crimen
El autor material e intelectual del crimen identificado como José Ángel Useche, desde hacía varios años vivía con la tía de la pequeña y desarrolló una atracción enfermiza por la niña de ocho años. El día de la desaparición este apareció por la casa de la amiga y ofreció la "cola" a la menor; no obstante la pequeña ya había desarrollado cierta repulsión hacia el hombre y se negó. Ante esto Useche decidió esperarla en un terreno baldío, unos kilómetros adelante y la interceptó. El hombre intentó violar a la pequeña, pero esta se resistió rotundamente, por lo cual José Ángel al verse rechazado, decidió que lo mejor era acabar con su vida.
El hombre, quien superaba en fuerza a la pequeña, la tomó, inmovilizó y amordazó para trasladarse a bordo de su bicicleta hasta las inmediaciones del río Grita, en cuyas aguas sumergió a la pequeña hasta que se aseguró que había dejado de respirar, asesinándola el mismo día que desapareció.
Tras cometer el terrible acto, el hombre esperó hasta altas horas de la madrugada en el sitio para luego recoger el cuerpo de la pequeña y trasladarse sin ser visto hacia la Zona Industrial de La Fría, en donde abandonó el cadáver ocultándolo entre los desechos de basura, en donde su cuerpo permanecería durante siete días hasta que fue encontrado.
Después de su confesión, los oficiales no estaban del todo satisfechos con su historia y tenían la sospecha de que probablemente Useche habría ultrajado el cadáver de la menor, por lo cual una comisión de la Policía Técnica viajó de Caracas para realizar algunas pruebas más exhaustivas al cuerpo de la niña y finalmente determinaron que hombre habría abusado de la pequeña, tras haberla asesinado.
Al tener todas las pruebas, finalmente José Ángel fue trasladado a los tribunales de San Cristóbal, en donde fue declarado culpable del crimen y se le dictó una sentencia por el asesinato y ultraje de la pequeña de ocho años.
Los datos de esta historia se encuentran resguardados en la Hemeroteca Estadal "Pedro Pablo Paredes", ubicada en la sede del Liceo Alberto Adriani en San Cristóbal.
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