La comunidad tachirense permaneció vigilante y horrorizada ante el terrible desenlace del cudruple secuestro

Crédito: Karen Roa

La comunidad tachirense permaneció vigilante y horrorizada ante el terrible desenlace del cuádruple secuestro

El horror detrás del secuestro del ganadero de "La Reforma"

María Cárdenas Camacho | La Prensa del Táchira-. La comunidad tachirense permaneció vigilante y horrorizada ante el terrible desenlace del cuádruple secuestro y vil asesinato de un ganadero, su hijo y dos niños en la línea limítrofe de Táchira y Barinas, en el fundo "La Reforma".

El jueves 7 de febrero la familia Ruiz Barragán, personas trabajadoras y dedicadas a la ganadería, recibieron un duro golpe tras recibir la noticia que José Abraham de 37 años, su padre Roberto de 72 y los niños Maximiliano y Pablo Rojas de ocho y diez años, vecinos de los Ruiz, fueron vilmente secuestrados de su finca.

Mediante un mensaje de los criminales dejado en la camioneta de José, la familia tuvo conocimiento del plagio que sucedió en el fundo de los Ruiz llamado "La Reforma" ubicado en Guacas. Rápidamente los familiares alertaron a las autoridades, quienes se hicieron presentes en el lugar. Una comisión de la Policía Técnica Judicial de San Cristóbal manejó una primera hipótesis que vinculaba bandas guerrilleras que operaban por la zona. No obstante, varias cosas llamaron la atención de los oficiales, como la ausencia de los trabajadores del fundo, quienes no se encontraban en el lugar, lo cual abría paso a una nueva hipótesis: la venganza.

Sin embargo, que los hermanos Rojas estuvieran involucrados en los hechos desconcertó a la policía, ya que los niños eran vecinos de la zona, quienes generalmente reciben la cola de José para llegar a su escuela.

Primer cuerpo

Solo 24 horas después del plagio y con varias comisiones policiales activadas en la zona, se dio lugar a un descubrimiento macabro. Durante la mañana del 8 de febrero, habitantes del lugar avistaron el cuerpo de un hombre flotando en medio de un sector del río Uribante. Amarrado de brazos y piernas, con severos golpes sobre su cuerpo y una herida mortal en su cráneo, se encontró el cuerpo sin vida de José Abraham.

Los oficiales comenzaron a tomar las pruebas y notaron que el crimen no era obra de grupos irregulares, debido al ensañamiento con la víctima, por lo cual se debería tratar de una venganza posiblemente perpetrada por los cuatro trabajadores del fundo, quienes misteriosamente desaparecieron del lugar el día de los sucesos.

Los oficiales comenzaron a buscar informaciones sobre los obreros, el capataz de origen colombiano respondía al nombre de Jairo Cáceres, cuyos hermanos Arnulfo y Luis también trabajaban en la finca, y junto a ellos Manuel Antolínez. Mientras se buscaba información sobre los sujetos, la familia Ruiz recibió el primer llamado de los secuestradores, quienes exigen un pago de seis millones de bolívares para liberar al hombre con los niños.

Las negociaciones llegaron a un acuerdo y diez días después del secuestro se realizó un intercambio por parte de la familia, sin intervención policial. Con gran esperanza familiares de las víctimas esperaban su regreso, pero pasaron los días y nada se sabía. No obstante, la PTJ consiguió dar con el paradero del capataz, quien se ocultaba en las montañas de La Grita junto a uno de sus cómplices.

El crimen

Con los criminales detenidos, estos confesando el dantesco crimen y el terrible final del ganadero y los niños. A solo unos cuantos kilómetros del fundo "La Reforma", en una tumba improvisada, se encontraron con la terrible escena. Completamente desmembrado fue encontrado el cuerpo de Roberto y a su lado de la misma manera los cadáveres de los hermanitos Rojas.

Cáceres explicó que si bien participó en los hechos, todo había sido idea de su hermano Arnulfo de 24 años, quien hace solo dos meses había llegado a trabajar en la finca. Cáceres señaló que su hermano lo motivó para realizar el secuestro para obtener algún dinero y volver a Colombia, no obstante las cosas no salieron como lo planearon.

Según el hombre solo iban a secuestrar a Rodolfo, quien se encontraba solo en la finca en la mañana de ese 7 de febrero, llegó inesperadamente su hijo José, quien rápidamente bajó de su vehículo para defender a su padre, pero fue atacado por los criminales y Arnulfo le dio muerte golpeándolo con un barretón en la cabeza.

Los criminales se percataron que los hermanos Rojas se encontraban dentro del vehículo y eran testigos de los hechos y con la situación fuera de control, Arnulfo indicó que tenían que eliminarlos a todos. Amarraron el cuerpo sin vida de José y lo llevaron al río con la esperanza de que no fuera encontrado, mientras que a Rodolfo lo asesinaron con el mismo barretón detrás de la finca, en tanto a los niños los condujeron casi dos kilómetros adentro, bajo la promesa de que serían dejados en la escuela y por la espalda Arnulfo les brindó golpes fatales con el arma, posteriormente tanto los cuerpos de los hermanitos como el de Rodolfo fueron cruelmente descuartizados y enterrados

Tras el crimen, los obreros continuaron con la farsa para obtener el dinero mientras los cuerpos de sus víctimas se encontraban en el fundo. Cáceres y uno de los cómplices se refugiaron en La Grita, mientras que Arnulfo y su hermano Luis viajaron a Colombia, en donde fueron arrestados y extraditados a Venezuela.

Los datos de esta historia se encuentran resguardados en la Hemeroteca Estadal "Pedro Pablo Paredes", ubicada en la sede del Liceo Alberto Adriani en San Cristóbal.

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