María Cárdenas | La Prensa Táchira.- La época decembrina es caracterizada por un ambiente de alegría y celebración, sobre todo en el tranquilo pueblo de Capacho; sin embargo todo quedó opacado tras el horrendo descubrimiento de un cadáver semienterrado en los alrededores del Cerro el Cristo.
Las autoridades fueron alertadas por el macabro hallazgo en la zona aquel 15 de diciembre de 1980, en donde se encontraron un cadáver semienterrado con claros signos de tortura y además seis impactos de bala, gran parte de estos en el rostro del hombre.
Debido a la ropa que portaba el cadáver, los oficiales dieron aviso de que habían encontrado a Manuel Contreras, un taxista oriundo de la ciudad de San Cristóbal que había sido denunciado como desaparecido 48 días antes.
Los oficiales de la Policía Técnica Judicial (PTJ) comenzaron a tomar pruebas del lugar de los hechos para poder atrapar a los culpables del macabro crimen, que mantenía a la familia Contreras claramente consternada.
Casi dos meses sin saber del paradero de Manuel, quien durante un día normal de trabajo fue abordado por unos hombres y no se supo más del él, su automóvil un Impala del año 78, fue encontrado abandonado en el Barrio Las Margaritas en La Concordia, si bien todo apuntaba que era un secuestro los criminales nunca hicieron contacto con la familia para pedir un rescate, situación que confundió tanto a los oficiales como a los seres queridos de Contreras.
Sospechas
Tras los análisis forenses realizados al cadáver de Manuel, fue muy poco lo que la policía pudo determinar, además de que el taxista fue víctima de torturas hasta al final de sus días debido a las marcas descubiertas en su cuerpo. Sin embargo no consiguieron ninguna huella que los llevará a los responsables del hecho.
En el auto Impala abandonado tampoco consiguieron nada, haciendo pensar a la policía que se trataba de profesionales que llevaron a cabo una venganza muy bien planeada, puesto que nada fue robado del auto y nunca exigieron a la familia del hombre algún dinero por el rescate, por lo cual Contreras no fue víctima de un secuestro común.
Manuel era un taxista muy querido de la ciudad y conocido por todos, su familia y amigos lo describen como buena persona y siempre dispuesto a colaborar; sin embargo, había algo que muy pocos tenían conocimiento, Manuel había recibido una cuantiosa fortuna como herencia tras el fallecimiento de su padre hacía unos pocos meses.
La viuda de Contreras explicó a la policía que el taxista hace unos meses había recibido una buena cantidad de dinero tras la muerte de su padre y desde entonces se había desatado el caos. La mujer explicó que Manuel se encontraba muy paranoico, ya que había sido abordado varias veces por sujetos extraños, la última vez fueron unos hombres explicando que eran policías y que debían acompañarlo; al no mostrar sus placas de identificación ni una orden de captura, Manuel habría huido del sitio y desde entonces era más precavido.
Asimismo se le intentó incriminar en diferentes delitos, pero nada fue comprobado debido a las sólidas coartadas del taxista y además de su conducta intachable. Todos estos sucesos alertaron que algo extraño estaba pasando, pero la familia Contreras nunca imaginó el terrible destino que le esperaba a Manuel.
La herencia
Con la información suministrada por la viuda, la policía inició las investigaciones de la herencia y resulta que el padre de Manuel era un hombre muy acaudalado que en su testamento repartió el dinero entre solo ocho de sus 24 hijos.
Samuel Contreras, padre de Manuel, murió de un infarto a finales de 1979. En su testamento repartió su fortuna entre sus cinco hijos legítimos y solo tres fuera de su matrimonio, entre los cuales se encontraba Manuel. La policía pudo saber que los 16 hijos restantes de Samuel no estaban muy conformes con la decisión de su padre, quien solo eligió a tres de sus hijos fuera del matrimonio entre los 19.
Con esto en cuenta, la policía inició las investigaciones hacia los hermanos de Contreras ya que lo poco que habían recolectado del asesinato indicaba la venganza como posible móvil del crimen. Teniendo en cuenta la tortura y el modo en que fue asesinado con los seis impactos de bala, algunos en diferentes partes del cuerpo y el resto en la cara. Además el forense reveló que el taxista fue torturado por varios días, ya que el cuerpo tenía poco tiempo en descomposición.
Todo esto indicaba que las personas que cometieron el brutal crimen tenían algo en contra de la víctima, ya que no era dinero lo que buscaban. Además se aseguraron de limpiar todas las escenas, ya que no se encontró rastro alguno.
No obstante, a pesar de tener varios sospechosos, la policía no consiguió recopilar pruebas suficientes para realizar algún arresto y a pesar de que la viuda del taxista seguía exigiendo justicia, no solo por la horrible muerte de Manuel, sino también por la muerte de la madre de este quien falleció debido a la consternación de la muerte de su hijo.
Pasaron los años y finalmente el caso fue cerrado y eventualmente quedando en el olvido, y la policía nunca pudo hacer justicia por el taxista cuyo cuerpo fue encontrado en el Cerro el Cristo, cuyo crimen continúa siendo un misterio, debido a todo lo que lo rodea.
Los datos de esta historia se encuentran resguardados en la Hemeroteca Estadal "Pedro Pablo Paredes", ubicada en la sede del Liceo Alberto Adriani en San Cristóbal.
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