Joycel Arellano| La Prensa Táchira.- Todo el mundo lo sabe pero a nadie parece preocuparle, en la emergencia del principal centro asistencial de la ciudad reina la precariedad tanto para médicos, como pacientes, debido a las limitaciones con las que allí se labora y las exigencias que se les hace a los pacientes para conseguir ser tratados, una situación realmente alarmante.
Transcurría la semana, era una mañana calurosa, típica de los últimos días en San Cristóbal, las afuera del Hospital se encontraba repleta de gente, unas sentadas en la bancas desayunando frío lo que pudieron traer de su casa, solo unos pocos acostados con un maletín de almohada intentando descansar mientras esperan el grito de que su familiar necesita algún otro medicamento, otros tantos haciendo llamadas y contando el dinero disponible para conseguir lo que les solicitan. Una señora de lentes, un poco mayor, le comenta a otra persona un tanto más joven la situación con un familiar recluido en el área de UCI "Nos han atendido muy bien, aunque tenemos que estar comprando todas las medicinas, está bien atendido que es lo importante".
El escenario dentro de la sala de emergencia, no es muy distinto, empieza la tarde y una cantidad significativa de pacientes, familiares y médicos, se encuentran de un lado para el otro buscando resolver; los familiares entran victoriosos por la puerta con el material médico solicitado, algodón, vendas, inyectadoras, gasas, suero, guantes, entre otros, dependiendo de lo que le hayan requerido para que el paciente sea tratado, con la esperanza de que el alivio llegue pronto, así va pasando el tiempo.
Alrededor de las 2 de la tarde, un muchacho parado en una esquina de la emergencia en tono de preocupación, le pregunta a otro "Debo llevarlo para hacer la placa en otro lugar, aquí no pueden hacérsela porque el voltaje está muy bajo y la única máquina de rayos "X" que tienen no sirve así, y en la moto no lo puedo llevar, tiene que ser en ambulancia, cuanto saldrá eso", es la frase que resuena sin cesar en el lugar "cuanto saldrá eso".
Dentro del recinto todo queda a la improvisación, áreas que inicialmente se crearon con un fin son utilizadas para otro totalmente adverso, como por ejemplo, mudar el retén a un área cercana a pacientes de neumología, lo que puede acarrear graves consecuencias en la salud del paciente, incluso la muerte. Así pasan las horas diariamente en el Hospital Central de San Cristóbal entre la atención de los médicos y las carencias de medicamentos, con un funcionamiento a duras penas.
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