Agencia| La Prensa Táchira.- El resultado de un estudio publicado por la Asociación Civil Con la Escuela en octubre de 2023 reveló que existe un déficit en Venezuela de educadores, debido a que 24% de los maestros encuestados no son graduados en la carrera docente. Lo cual resulta alarmante y evidencia la crisis que atraviesa la educación venezolana hace años.
Los resultados coinciden con afirmaciones de algunas federaciones del país que destacan la pérdida de alrededor de 25% de los docentes debido a los bajos salarios.
74,3% de los docentes no graduados se concentran en educación inicial y primaria. Mientras que, por entidad, en el estado Apure se encuentra la mayor cantidad de maestros que no son profesionales en el área, con 31%. Le sigue el estado Zulia, con 21,7% de toda la muestra analizada por la organización, cuyo principal propósito es generar información de dominio público sobre el estado de los derechos educativos en Venezuela.
Tomando en cuenta estos datos, entonces, ¿quiénes están impartiendo clases en las aulas? De acuerdo con el coordinador de Con la Escuela, Óscar Iván Rose, «pueden ser personas improvisadas que están cuidando a los niños, hace un tiempo se hablaba también de bachilleres de Chamba Juvenil, padres de familia y, en el menor de los casos, profesionales de otras áreas que están ejerciendo».
Hace un año, la Federación Nacional de Asociaciones y Representantes de Padres (Fenasopadres), en Lara, denunciaba la sustitución de docentes por militantes de partidos políticos. Esto luego de que el diputado chavista Pedro Carreño sugirió que militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) podían hacer «trabajo voluntario» para ocupar los cargos de los docentes que no estaban asistiendo a los centros de estudios.
La falta de profesionales en las escuelas es alarmante debido a que los docentes no solo son aquellos que conocen a la perfección los contenidos específicos para impartir en el aula, sino que también son quienes manejan adecuadamente la pedagogía: la forma, mecanismos y criterios de dar clases. «No es lo mismo instruir a un niño de primaria que a un joven de bachillerato. Son etapas diferentes, niño y adolescente. Hay que saber manejarlos, por ello, el docente debe tener la formación adecuada. Si no la tiene obviamente la eficiencia no es la misma», señaló Rose en una entrevista para El Nacional.
Los datos de Con la Escuela también demuestran un punto que viene denunciado la Asociación Nacional de Instituciones Educativas Privadas (Andiep): los docentes de Venezuela están entrando a una etapa de envejecimiento, sin hablar en sentido peyorativo, y no hay generación de relevo que los sustituya.
La gran mayoría de los docentes consultados para el estudio que han alcanzado o superado el tiempo para optar a la jubilación, más de 20 años de servicio, son graduados (93,7%), mientras que gran parte de los educadores que inician la carrera, con menos de 5 años de servicios, no lo son (58% de la muestra).
«No se evidencia un envejecimiento del cuerpo docente, sino una sustitución discreta. Hay un proceso de ingreso de nuevo personal a cargos docentes, pero 23,6% son no graduados», indicó el informe.
Sobre esto, Rose: «La idea es que si hay equis cantidad de docentes próximos a jubilarse, se debe tener un porcentaje similar de personal preparado que esté comenzando la carrera, con 5 o menos años de servicio, que a la larga pueden ser los sustitutos. Pero, en estos casos, cuando chequeas a estas personas que tienen menos de 5 años de servicio te das cuenta que la mayoría no son graduados, es decir, los sustitutos a los jubilados no son docentes preparados adecuadamente».
«Cuando falta un profesional de la docencia en el aula de clases, las consecuencias son que el aprendizaje no es el adecuado», apuntó.
En Venezuela se requieren al menos 256.000 nuevos docentes para todos los niveles, áreas y modalidades, o de lo contrario, están en riesgo los próximos 100 años del país. Así lo indicó a El Nacional hace unos meses Carlos Calatrava, director de la escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Docentes en crisis
Desde hace más de un año, docentes de todo el país iniciaron una lucha en las calles para exigir mejoras salariales y la restitución de beneficios que les fueron arrebatados por el Estado venezolano. Con sueldos que van desde los 10 hasta un máximo de 30 dólares, el sector educativo ha sido uno de los más golpeados por la crisis que ha afectado al país en los últimos años.
Debido a esto, 65,43% de los docentes sostienen que la calidad de su alimentación es regular y 69,78% indica que la cantidad de alimentos que puede adquirir en este momento es menor o mucho que menor que hace 6 meses, de acuerdo con el estudio realizado en 79 planteles educativos de todo el país durante el año escolar 2022-2023.
Los bajos salarios han obligado a 51,95% de los docentes encuestados a buscar fuentes de trabajo alternativo. 50,61% de dichas fuentes de ingreso adicionales están relacionadas con la docencia, 36,06% con el comercio y 3,24% con el trabajo doméstico, según el estudio.
Una falla en el transporte público puede ocasionar una afectación significativa en la presencia del educador en las escuelas. Hasta 26% de ellos reporta que es una de las causas de sus inasistencias, mientras que 49,13% debe invertir más de 15 bolívares diarios en transporte para trasladarse.
42,72% de los docentes se traslada a pie a sus puestos de trabajo, un porcentaje que se incrementa en las áreas rurales donde los tiempos de traslado van de 30 minutos a una hora. Adicionalmente, no es posible para los docentes restituir el calzado deteriorado: 45,65% de los encuestados no pudo comprar zapatos en 2023.
El desgaste físico de los docentes por la energía y el tiempo dedicado al traslado, puede ser significativo, advierte la organización Con la Escuela.
Además, 62,5% de los docentes consultados señalan que las fallas en el servicio de agua en su hogar es la primera causa de su inasistencia a las instituciones.
«Docentes en la situación actual que tenemos, con niveles salariales tan bajos, no pueden dar 100% de su desempeño», agregó Rose.
Pérdida de clases y disminución de la matrícula escolar
La pérdida de clases es un problema muy grave en el país. «No se cumple el calendario escolar y ,cuando hay clases, funciona el horario mosaico. Esto hace imposible que el aprendizaje de los contenidos sea adecuado. Cuando hay una pérdida de clases sostenida se pierde la continuidad en el hecho de aprender», alertó el coordinador de Con la Escuela.
45% de todos los docentes de la muestra de escuelas impartió clases todos los días de la semana a los estudiantes (año escolar 2022-2023). Es decir, los atendidos por 55% de los educadores restantes, no recibieron la cantidad de días que pauta la norma, de acuerdo con el estudio, que advirtió que esta tendencia se repitió para el inicio del año escolar en curso 2023-2024.
Es importante destacar que 14,1% de los docentes sólo recibieron a sus alumnos, uno o dos días de clases a la semana, mucho menos de lo establecido en el calendario escolar de ese año.
Rose destacó que este año puede que se pierda la mitad del periodo escolar de clases, siendo las fallas en los servicios públicos una de las principales causas para la suspensión de las actividades en los planteles.
42,17% de los estudiantes faltan por fallas asociadas con los servicios de agua, electricidad y/o gas, mientras que 16,2% lo hace por problemas en el transporte, de acuerdo con el informe. Los docentes que más frecuentemente reportaron la inasistencia estudiantil por esta causa fueron los del sector público (rural y urbano), con un porcentaje de 84,45% de ellos.
«En el país, la mayoría de los estudiantes camina para llegar a la escuela. En el área urbana quizás la distancia sea de 15 minutos, pero en las rurales pueden ser de entre 30 minutos a una hora», señaló Rose. 93,4% de los docentes indicaron que es el medio de desplazamiento mayoritario empleado por sus alumnos, sólo o alternado con otro.
Otra de las causas por las que los niños no acuden a clases es por ayudar a sus padres en la manutención del hogar. 19,47% de los docentes reportaron que tienen estudiantes que han faltado a clases por esta razón. En el estado Bolívar más de la mitad de los educadores, 57,5%, señalaron esta situación, mientras que en el Zulia 30,11% de los docentes también indicaron tener estudiantes que trabajan.
La ausencia del Programa de Alimentación Escolar (PAE) también influye, 38%, en que los alumnos no asistan a clases. En este caso, Anzoátegui es el estado donde más hacen este señalamiento (79,57%), seguido por Bolívar (51,52%).
«Es importante señalar que en el sector público, rural o urbano, de las escuelas, al cual mayoritariamente está dirigido este programa, sólo 18,98% de los docentes indican una presencia durante toda la semana (5 días). La mayor frecuencia del programa es de tres días semanales, así lo señalan 26,05% de los educadores entrevistados», indicó el informe.
La inasistencia de 2.600 estudiantes en la muestra tomada por la asociación equivale a 6 escuelas de 420 estudiantes vacías, de acuerdo con el estudio.
«Cabe destacar que venimos de una pandemia y Venezuela fue el país de la región que más clases perdió producto de la esta situación. Consecuencias de esto pueden verse en los estudios que reflejan la baja compresión lectora de los estudiantes de sexto grado, por ejemplo», añadió Rose.
La matrícula para el inicio del año escolar 2023-24 presentó una disminución general de 3,62% respecto a la matrícula del año 2022-23 (35.608 estudiantes) en 5 de las 6 regiones estudiadas. Solamente hubo incremento de matrícula en el estado Lara, con 6,9%.
El sector privado, subvencionado o no, fue el que mayor porcentaje de retirados sufrió, con 8,9% frente a un 7,62% del sector público. La menor cantidad de estudiantes retirados corresponde al sector privado subvencionado, con 2,39%.
Rose señaló que factores como la migración son los responsables de la disminución de la matrícula escolar. Además, muchos de los niños que se ven obligados a trabajar también abandonan los estudios.
En este punto también coincide un reciente estudio de Andiep, que señaló que la matrícula escolar de los colegios privados cayó 10%, siendo la migración la causa principal.
Con la Escuela agregó también que, al ser planteles de matrícula paga, las condiciones socioeconómicas pueden estar impidiendo a los padres y representantes asumir los costos de inscripción y mensualidad en esos planteles.
Calatrava, director de la Escuela de Educación de la UCAB, señaló hace unos meses que al menos 14% de los jóvenes en edad escolar no asisten a ningún plantel. De ellos, 3 millones de niños y adolescentes se encuentran excluidos del sistema educativo, y un millón adicional corresponde a los desertores, según las cifras calculadas por los investigadores de la universidad ante la falta de cifras oficiales.
Fallas en la infraestructura de las escuelas
La falta de inversión por parte del Estado venezolano en la educación ha impactado negativamente en el estado de las infraestructuras de las escuelas públicas del país. Mientras que las privadas, también pueden verse afectadas por las fallas en los servicios públicos.
La falta e insuficiencia de agua es el principal problema en buena parte de las escuelas estudiadas. A esto se unen problemas adicionales que tienen que ver con las condiciones de salubridad para los estudiantes, y la aguda falta de surtidores de agua potable en las instituciones para el consumo estudiantil.
De las instituciones educativas estudiadas, 48,10% no tiene baños para el uso escolar, mientras que de las que disponen de ellos solo 40,51% los tienen operativos. Las escuelas del sector privado son las que reportan mayor cantidad de baños en buen estado, con 100% y 62,5% en las privadas subvencionadas.
77% de las instituciones señalan que no tienen bebederos o los mismos están inservibles. En las escuelas públicas rurales, el no disponer del equipo o su estado inservible llega a 86% de los planteles, de acuerdo con el informe de Con la Escuela.
En el servicio eléctrico, entre 75 y 87% de los planteles privados lo catalogan como bueno, además de que todas disponen del mismo. En el caso de las públicas, la evaluación señala como deficiente o malo el servicio para 71% de las escuelas rurales, y en 41% de las urbanas.
Las consecuencias directas de los malos servicios o la ausencia de los mismos es la suspensión o imposibilidad de dar clases. «En el caso del agua y la electricidad, por segunda oportunidad consecutiva aparecen como la primera y la segunda causa de suspensión de las clases», indicó el estudio.
Las aulas, pese a que son espacios de aprendizaje fundamental de la escuela, presentan una situación preocupante en 3 de cada 10 instituciones. En 30% de los planteles los salones están en mal estado, siendo la mayor presencia de esta situación en las escuelas públicas, con 25,3% de afectación, frente a 4,7% de los privados.
Los componentes, pintura y techo valorados en mal estado alcanzaron los mayores porcentajes de presencia en las instituciones, con 48,1 y 41,7% respectivamente. También, pisos internos fueron señalados en mal estado en 36,7% de los planteles.
«La reparación y el mantenimiento periódico de las escuelas sigue siendo una asignatura pendiente en muchas de ellas, por parte del órgano del cual dependen, entes públicos o privados», concluyó el informe.
Fuente Informativa: El Nacional
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