EN CHILE, DECIMOS NO

INTRODUCCIÓN.- En el año 1973, se dio un golpe cívico-militar contra el Gobierno Constitucional de Salvador Allende. Para consolidar un modelo de país producto del golpe basado en el neoliberalismo, fraudulentamente se aprobó una Constitución allá por 1980. Esa Carta Magna favoreció a los sectores que dominaban la economía chilena y precarizó la situación de la clase trabajadora. Con el tiempo, la derogación de esa Constitución fue una necesidad sentida, pero ello no fue posible por "los amarres legales" que dejó la dictadura.

EL ESTALLIDO DE 2019. En octubre de ese año, gobernaba el derechista Sebastián Piñera. En el Metro de Santiago, jóvenes estudiantes, "saltaron los torniquetes" y sin pagar el pasaje, usaron el servicio. Con ello comenzó el "estallido social". Adhirieron los padres y representantes de esos muchachos, que con entereza daban un ejemplo de lucha y de conciencia social. Debo decir que hubo un aumento de 30 pesos en el pasaje. Mucha gente preguntaba, todo esto por 30 pesos, pero los muchachos respondían: "No son 30 pesos, son 30 años".

LA PLAZA DE LA DIGNIDAD.- La movilización social, a pesar de la cruel represión de los uniformados, desembocó en la toma de la plaza Italia, que los jóvenes rebautizaron como Plaza de La Dignidad, sitio de enfrentamiento, que redundaría en muertos, heridos, pérdidas de globos oculares, ofensas de tipo sexual a las jóvenes. Hubo todo tipo de agravio, represión, que en lugar de aminorar el vigor de los manifestantes, lo incrementó. Una de las salidas fue que "el gobierno derechista y concertacionista", tuvo que convocar a un plebiscito para ir a la elaboración de una nueva Constitución. Obvio que ellos aplicaron la antigua conseja de "quien hace la ley, hace la trampa", y procedieron.

EL PLEBISCITO.- Se consultó a la ciudadanía si quería una nueva Carta Magna. Entiendo que más del 80% dijo: Sí. Se eligieron a los constituyentitas, que en mayoría eran partidarios de cambiar el modelo económico que había manejado Chile. Querían terminar con las AFP un "sistema previsional" impuesto por la dictadura. Luchaban por una educación pública, gratuita y de calidad, al igual que un nuevo servicio nacional de salud. Querían la nacionalización de las riquezas básicas. La gran mayoría soñaba cambiar Chile. Algo sucedió: "Tanto nadar para ahogarse en la orilla". La derecha esperó que el afán protagónico de los diferentes grupos de izquierda, impidiera la unidad. Se hizo válido otro decir: "unidos somos imbatibles, pero separados nos derrotan uno a uno". Perdimos el plebiscito donde se dirimía la aceptación o el rechazo de la Constitución que se propuso, que aún con sus posibles defectos, era un paso hacia adelante.

UNA NUEVA PROPUESTA.- Apareció la trampita que "la derecha y la concertación" habían programado. Se creó una nueva comisión que elaboraría otro proyecto, esta comisión no saldría del pueblo, sino del Congreso. La derecha gozó. Ahora tenía la oportunidad que se aprobara una Carta Magna que consolidara sus privilegios. Lo que motivó tanta movilización y lucha por derogar ese modelo anti-chileno, se marginaba. Se había luchado tanto, pero ahora la derecha política y económica, podría lograr que sus privilegios estuvieran en la nueva Constitución. Y todo ello con los votos de los que ayer lucharon, manifestaron, dejaron muertos, heridos y detenidos.

¿QUÉ HACER?.- A la distancia veo que sólo nos queda votar NEGATIVAMENTE el nuevo proyecto de Constitución. Todos los sectores que están en esa postura, tienen la oportunidad histórica de unir esfuerzos pensando en las coincidencias y dejando "para más tarde" las diferencias que se puedan tener. Valoro muy en alto el pronunciamiento del Partido Comunista de Chile, que dijo, llamaría a rechazar la propuesta hecha por "la comisión", no extraída desde el seno del pueblo sufriente.

Por Chile. Por el legado de Salvador Allende, ante esta propuesta, debemos decir NO.

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