María Cárdenas Camacho | La Prensa del Táchira-. "Nosotros en esa época, con Carlos Moreno, más que todo, éramos como una familia" explica el exguardameta e ídolo Aurinegro Daniel Francovig. El jugador uruguayo que arribó al Deportivo Táchira en 1984, quien consiguió con el carrusel la cuarta y quinta estrella, logró consolidarse como uno de los mejores arqueros de la historia del club en una década que fue marcada por el ímpetu y resiliencia del conjunto Aurinegro en la Copa Libertadores.
Con solo diez años de su fundación, Táchira rápidamente se situó en los puestos más altos del fútbol nacional y con ello inició su aventura en la copa internacional más importante a nivel de clubes en Sudamérica "La Copa Libertadores". "La Libertadores en ese tiempo era muy difícil. No es como ahora. En aquel tiempo eran solamente dos equipos por país y nosotros chocábamos con equipos grandes, con el top de América" señaló Francovig.
El equipo plagado de grandes jugadores como William Méndez, Carlos Maldonado, Laureano Jaimes y un entrenador que hizo historia como lo fue Carlos Horacio Moreno, deleitó a los hinchas en Pueblo Nuevo no solo con su buen juego a nivel local, sino por su gallardía en la Libertadores. "En la época del 84 a 94, el estadio era más pequeño, entraban 18 o 20 000 personas. Nosotros jugábamos todos los domingos con el estadio lleno, completamente lleno" explicó.
Una de las exhibiciones internacionales del Aurinegro más emblemática se dio el 19 de julio de 1987, cuando el Independiente de Avellaneda, lleno de Campeones de Mundo del 86, llegó al Polideportivo en lo que parecía un duelo de trámite, si embargo no se esperaban la garra del amarillo y negro con un Maldonado inspirado que abrió el marcador en una tarde de lluvia, en la cual Francovig hizo historia marcando el icónico gol de arco a arco.
"Ese día fue de lluvia, mucha lluvia, la cancha estaba muy pesada, no era como la de ahora, era puro barro, era un potrero y bueno, nos tenían acosados, Independiente tenía como seis jugadores que habían estado en la nómina del campeón del mundo del 86. Pacheco era el lateral derecho y Becerra izquierdo, salía Pacheco y le digo dámela y salgan todos para desahogarnos y le pego y cuando la pelota pica y entra, fueron 30 segundos en donde todo el mundo se confunde, yo veo al árbitro correr al medio y pitó y yo me doy cuenta de que es gol! El gol mío¡. El primer tiempo terminó 2-1 y nos vamos al vestuario, del gol mío nadie habló nada. El duelo siguió, ellos empataron, pero nosotros terminamos ganando 3-2, recuerdo que salí a pelear una pelota durante el partido y recibí un golpe en el pómulo, yo me tire al piso e hice escándalo porque íbamos ganando, después me di cuenta de que debían operarme y días después fue que me di cuenta de la magnitud del gol, recibí durante tres días llamadas de todas partes del mundo".
Tras la hazaña, el Aurinegro siguió dando noches mágicas de Libertadores, una de las más épicas se dio el 11 de abril del 89, cuando Sol de América llegó a Pueblo Nuevo para enfrentarse a un Deportivo Táchira que venía de caer por goleada de 3-0 en el duelo de ida en Paraguay no obstante Maldonado con su famosa frase "si se puede" anotó un triplete esa noche que llevó al partido a los penales. "No había nadie en el estadio, la gente estaba molesta porque nos habían metido tres goles en Paraguay y cuando Maldonado empezó marcar la gente fue llegando el estadio y cuando nos dimos cuenta no cabía nadie y es una lástima porque fue una decepción tremenda no pasar de ronda, pero fue increíble ver cómo la gente llenó el estadio porque no cabía un alma", concluyó Francovig.
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