Ariana Moreno | La Prensa del Táchira.- Reinaldo Flores se convirtió en una leyenda, tras ser conocido como el "terror del páramo", el "cacique de Mesa de Aura" y "el azote del Zumbador". Su nombre logró sembrar pánico en los habitantes de la región durante muchos años. Las historias de sus brutales crímenes resonaron en todo el municipio José María Vargas del estado Táchira por décadas; sin embargo, al cumplirse los 56 años de su muerte, sus parientes niegan vehementemente su fama de matón.
A Reinaldo se le atribuye el asesinato de más de 20 personas perpetrados entre los años 1920 y 1960, la mayoría de ellos, según los rumores, cometidos bajo la influencia del alcohol. Se dice que atacaba a sus víctimas sin mediar discusión ni provocación. Este popular asesino se hizo famoso en su juventud tras un asalto a la población de Michelena en 1928, comandado por Rafael Moncada, y durante el mismo dieron muerte a tiros al Coronel José Antonio Mogollón, quien se desempeñaba como jefe militar y civil de la localidad. Dada su posición de defensor del régimen dictatorial del entonces presidente Juan Vicente Gómez, el coronel Mogollón era considerado un aliado incondicional de dicho gobierno, por lo que Reinaldo pasó a ser uno de los principales enemigos del gabinete en aquella época.
Este suceso le daría a Reinaldo Flores cierta notoriedad en la región y para sus familiares, sería lo que lo convertiría en un falso asesino. Hellen Koch Guillen, quien es sobrina-nieta de Reinaldo Flores aseguró a La Prensa del Táchira que la historia familiar que le contó su padre, es que Reinaldo fue enemigo del gobierno y sobre él se tejieron varias historias, muchas de ellas inventadas para destruirlo.
Los hechos
Tras el hecho de 1928, Flores se convirtió en un personaje temido, ya que su notoriedad como un hombre despiadado y sanguinario era conocida por todos. A pesar de su reputación, las autoridades no lograron conseguir pruebas suficientes para enjuiciarlo por los supuestos delitos que cometió en el pasado. Sin embargo, el 24 de agosto de 1952, un hombre identificado como Amadeo Sánchez escuchó un disparo cerca de su casa en Mesa de Aura, donde se llevaba a cabo un baile organizado por Reinaldo Flores. En el camino, se encontró con uno de sus hijos, quien angustiado le informó que Reinaldo había disparado contra su madre.
Amadeo se apresuró y al llegar a la casa, preguntó por Victoria, su esposa. Según parece, el homicida respondió fríamente que ella estaba muerta en el zaguán y agregó que fuera a verla. El hombre se apresuró para buscar a su señora, momento que aprovechó Flores para disparar contra Sánchez, causándole heridas con orificio de salida en el abdomen, del lado izquierdo. Sánchez cayó, sin haber podido ver el cuerpo de su esposa que a pocos metros acababa de ser asesinada por su agresor.
La víctima fue trasladada de urgencia al antiguo Hospital Vargas, donde le practicaron la operación de rigor, pero pese a los esfuerzos de los médicos de turno, Sánchez falleció al poco tiempo debido a su grave estado de salud. Amadeo, conservando su lucidez antes de morir, brindó una declaración completa sobre cómo ocurrieron los hechos. De las declaraciones de Amadeo Sánchez, de 56 años de edad, se desprende que no hubo ningún motivo aparente para este acto violento, ya que ellos eran personas pacíficas y mantenían buenas relaciones con Reinaldo Flores, quien vivía frente a su casa y cuya tienda solían visitar para hacer sus compras.
Según relatan medios de la época, el autor de este doble crimen huyó, como de costumbre hasta que dos años después fue hallado de regreso, en su residencia de Mesa de Aura, y fue capturado por una comisión policial. A eso de las 6 de la mañana, la comisión se encontraba frente a la casa de Reinaldo Flores, y de inmediato el jefe tocó personalmente la puerta. Flores salió en persona a abrir, y al ver la presencia de las autoridades no opuso resistencia, entregándose pacíficamente.
Ante estos hechos, más de medio siglo después, los familiares de Reinaldo Flores aseguran que quieren limpiar su memoria. Hellen Koch Guillen, nieta-sobrina del acusado, asegura que Reinaldo Flores provenía de una familia muy sencilla y logró escalar a un puesto importante que no convenía al gobierno, por lo tanto, manifiesta que "eso de que él asesinó a más de 20 personas es totalmente falso". Dice que el único crimen que en el que estuvo involucrado fue el ocurrido en Mesa de Aura, donde falleció una pareja. Asegura que él estaba donde no debía estar en ese momento y pagó por su crimen.
Luis Flores, quien afirma ser sobrino-nieto de Reinaldo, comenta que éste solía beber mucho y buscar su propia forma de hacer justicia, pero pagó por sus errores en la cárcel. Por su parte, Richard Avella escribe: "honor y gloria para mi tío- abuelo Reinaldo Flores el Robin Hood del páramo, defensor de los pobres y desamparados"
Flores falleció en San Cristóbal a la edad de 66 considerado un criminal lombrosiano. Su muerte fue causada por una antigua dolencia hepática, y había sido sometido a una intervención quirúrgica antes de su fallecimiento.
Los datos de esta historia se encuentran resguardados en la Hemeroteca Estadal Pedro Pablo Paredes, ubicada en San Cristóbal.
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