Marlyn Pernía | La Prensa Táchira.- ¿A quién no le gusta la música?, resulta agradable escuchar una bonita melodía, sin duda la música forma parte desde el principio de los tiempos hasta nuestro presente. Es por eso que actualmente la ventaja no es sólo para quien crea un vínculo de tocar un instrumento; sino que la música sirve como terapia para el beneficio del bienestar mental de las personas.
Según la psicóloga, Albany Estevez, debemos comprender primero cómo la música antes de ser procesada por nuestra mente consciente, ya ha pasado por una interpretación y gestionada por nuestro cuerpo, es "por eso que la mejor música para cada persona es aquella que lo vincula a memorias positivas, aquella que evoca buenos momentos".
Y de hecho, muestra una relación de la música como una forma de terapia "que esta se asocia con las ondas sonoras que se transmiten en un tipo de música específico, y que ayuda en los casos donde se necesita el estado de relajación corporal, acompañándola con técnicas de respiración y visualizaciones".
En los últimos años, la música se ha convertido en una herramienta no sólo para los practicantes de instrumentos, sino que es muy común oír que la música ayuda a relajarse o disminuir los niveles de estrés de quienes la escuchan. "Esto se debe a que el implementar un momento del día para relajarse y escuchar música agradable para el cerebro contribuye a bajar los niveles producidos de cortisol, que conocemos como "la hormona del estrés".
Esto nos revela que la música influye en los neurotransmisores que se producen diariamente y que a su vez "el escuchar nuestro género de música favorito, contribuye a elevar niveles de serotonina y dopamina, que relacionamos con la felicidad y buen humor".
La música tiene un efecto social porque gracias a ella las personas se unen y comparten, "facilita el diálogo y la interacción social, y donde de acuerdo al ritmo la música puede estimular, relajar o exaltar nuestras emociones; por eso la mayoría de las personas vivimos rodeados de música en varias etapas de la vida".
Para Estevez, la capacidad de reducir el estrés y la ansiedad es posible con la música, "ya que a nivel cerebral son iguales y se caracterizan por la producción de cortisol y el aumento de pensamientos intrusivos que bloquean nuestra capacidad de actuar frente a un problema".
Por eso es importante que "mejoremos nuestros hábitos de sueño, alimenticios, y agregado a un tiempo de relajación acompañado de música podemos observar cómo puede mejorar nuestro estado de ánimo".
La profesional menciona que en la musicoterapia es más reconocida la instrumental, sin canto. "La música clásica de compositores, como Mozart y Beethoven, además del jazz y el lounge; ya que estos se implementan al momento de una sesión terapéutica para el tratamiento del trastorno de ansiedad y de trastornos relacionados con traumas y factores de estrés".
Por ese motivo, las personas que "tocan, cantan y compone sus propias creaciones tienen más estimulación a nivel neurológico, fisiológico y emocional; debido a que es un claro exponente del beneficio teórico y práctico, como también del manejo sonoro, donde se involucra el trabajo del cuerpo para la creación musical".
Beneficios
La profesional menciona que cualquier método que la persona aplique en su vida como practicar o escuchar la música, le ofrece beneficios. "El aprender y practicar un instrumento musical mejora la memoria, la lectura, la coordinación, la comprensión, además de que crea responsabilidad y perseverancia en los individuos".
Las personas que disfrutan de una pieza musical "pueden explorar, procesar emociones, experiencias, además que ayuda a la persona a descubrir culturas diferentes y géneros distintos que puedan conectar con el bienestar y el ánimo del individuo".
Por ese motivo se debe implementar la música en la vida diaria; e incluso el aprendizaje de tocar un instrumento puede ser una herramienta para mejorar la salud mental.
Gracias a la música y los músicos existe una sensibilidad de bienestar, con melodías y canciones que generan emoción y estimulación, y que accionan la producción de serotonina, epinefrina, dopamina, oxitocina y prolactina activando sensaciones de placer.
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