Ariana Moreno | La Prensa Táchira.- Un joven abogado de 27 años, llamado Víctor José Zambrano, desapareció en circunstancias misteriosas la noche del 26 de enero de 1997, luego de haber disfrutado de una emocionante tarde en el complejo ferial de Pueblo Nuevo junto a un grupo de amigos.
Después de 48 horas sin tener noticias sobre el paradero de Víctor, la angustiada familia Zambrano Sánchez tomó la decisión de reportarlo como desaparecido ante la antigua Policía Técnica Judicial (PTJ). Además, se acercaron a varios medios de comunicación para informar sobre la ausencia del abogado. Pese a la intensa búsqueda, nadie lograba dar una explicación sobre lo sucedido con el abogado. La Policía centró su investigación en las personas que habían sido testigos de la última vez que vieron a Víctor Zambrano el domingo 26 de enero, así como en aquellos que tenían alguna relación laboral con él.
Pese a los rumores de que Víctor estuvo ese día con varios amigos, nadie los conocía. Las horas transcurrían sin ubicar a ningún testigo que pudiera arrojar luz sobre el caso que angustiaba a la familia Zambrano. Las autoridades trasladaron a la sede policial a un sujeto que afirmaba ser mentalista y parapsicólogo para ser interrogado sobre un presunto incidente que ocurrió entre él y Víctor poco antes de su desaparición.
En un principio se decía que este hombre estuvo detenido hace algún tiempo y liberado bajo fianza gracias a las acciones del abogado Víctor Zambrano, pero el "mentalista" nunca le canceló los honorarios. Por tanto se presumía que hubo algún problema entre los dos; sin embargo, el sujeto cuyo nombre era Fernando Humberto Delgado aclaró que él no estaba involucrado en la desaparición de Víctor Zambrano y que los honorarios a este fueron cancelados hace algunos meses.
Delgado reveló que había pagado al profesional una suma de 50 mil bolívares el 4 de diciembre de 1996 mediante un cheque bancario, y luego otros 100 mil bolívares el 13 de enero de 1997. Además, denunció haber recibido amenazas sin motivo aparente en los últimos días. Por su parte, el mentalista confirmó haber sido citado por la PTJ para declarar sobre el asunto, pero afirmó que presentó pruebas bancarias que lo exculparon de cualquier implicación.
Los días siguientes fueron interrogadas otras personas y comenzó a circular un rumor sobre drogas y supuesta homosexualidad en el caso.
La confesión
Finalmente, tras un minucioso proceso de investigación las autoridades informaron que se logró la detención de uno de los individuos que supuestamente estuvo en compañía de la persona desaparecida ese día. Después de ser sometido a una serie de interrogatorios, este individuo confesó que el abogado Víctor Zambrano había sido asesinado.
El hombre proporcionó información que guió a las fuerzas policiales hasta un abismo de más de 40 metros de profundidad en la aldea El Recreo, sector Apartaderos, en la carretera que conduce a San Antonio del Táchira, donde se encontró el cadáver.
La escena era escalofriante, el cuerpo estaba prácticamente irreconocible y los vecinos aseguraban que durante varios días habían sido testigos de un olor putrefacto que invadía el ambiente. Sin embargo, nunca se hubieran imaginado que una vez más estarían frente a otro macabro hallazgo en el mismo sitio donde hace un año atrás se descubrió el cadáver de una destacada abogada, un caso que conmocionó a toda la comunidad.
Los familiares fueron notificados alrededor de las cuatro de la tarde de ese viernes, sus rostros reflejaban con facilidad el profundo dolor por la pérdida. Dado que el cadáver no pudo ser identificado de inmediato debido a sus rasgos irreconocibles, fue gracias a una cadena que se encontró en él y a la ropa que llevaba puesta que se logró reconocer el cuerpo.
El cadáver de la víctima, según informan los medios de comunicación, fue trasladado a la morgue del Cementerio Municipal de San Cristóbal, donde fue sepultado después de haberle realizado la autopsia correspondiente, según la ley. Los resultados obtenidos de manera extraoficial por los periodistas revelaron que el abogado había fallecido aproximadamente 18 días antes del hallazgo del cadáver.
Algunos amigos de la víctima minutos antes de darle sepultura, dijeron a los reporteros de aquel entonces que los presuntos implicados habían compartido en algunas ocasiones con el occiso y que habían estado juntos el último día que se le vio en el complejo ferial; sin embargo, aseguran que con engaños le hicieron creer al abogado que eran buenos amigos cuando en realidad tenían oscuras intenciones. Asimismo, los familiares de Víctor insistían en que los homicidas no tenían ninguna vinculación personal con la víctima porque no eran amigos.
En cuanto a los persistentes rumores acerca de una presunta homosexualidad entre los implicados, la familia Zambrano Sánchez hizo un ferviente llamado al respeto. Manifestaron que el vil asesinato de Víctor José Zambrano Sánchez les causó un profundo dolor y que estos rumores infundados habían añadido una capa adicional de angustia a esta tragedia sin sentido. Aseguraron que el joven siempre demostró una
conducta intachable en todos los aspectos de su vida, tanto personal como familiar y laboral, por lo que nunca se vio envuelto en situaciones que pudieran acarrear problemas. "Ya es suficientemente triste saber que está muerto", expresó la madre, "como para tener que soportar la cantidad de comentarios malintencionados que circulan por las calles. Creo firmemente que todo lo que dicen es falso. Mi hijo era un buen joven, se graduó con excelentes notas. Lo que realmente me importa es su comportamiento en vida, las alegrías que nos brindó. Todo lo demás no nos interesa", se lee en uno de los archivos de prensa.
Guillermina de Zambrano, madre de la víctima, aseguró que, desde el primer día de la desaparición de su hijo, recibieron innumerables llamadas de personas que les informaban sobre el supuesto paradero del joven, llegando incluso a afirmar que se encontraba deambulando por las calles en condiciones precarias.Además, dijo que algunos individuos les solicitaron dinero como rescate.
Según la prensa de la época, los padres de Víctor no buscaron la aplicación de la pena máxima para los asesinos, ya que creían que sólo Dios tiene el derecho de castigar. Para ellos, lo más importante era saber de Víctor, "vivo o muerto", pero simplemente saber de él.
¿Cómo murió?
En total, se acusaron a cuatro hombres por el terrible homicidio del abogado, entre ellos dos menores de 17 años. Los detenidos mayores de edad fueron Fernando Gómez Acevedo, un colombiano de 25 años de edad, mecánico de profesión, y Franklin Vargas Cisnero, de 24 años, exintegrante de la 16 brigada del ejército colombiano, ambos residentes entre la calle 15 con carrera 20 de Barrio Obrero.
Aunque no se sabe cuál de ellos o si todos confesaron, los detalles del homicidio se conocen debido a que proporcionaron información sobre cómo fue asesinado Víctor Zambrano. Según indicó el comisario Marín Acosta, los cuatro sujetos estuvieron durante toda la tarde con la víctima en el complejo ferial de Pueblo Nuevo disfrutando de la Feria Internacional de San Sebastián y luego se subieron a un vehículo Fiat Uno, color negro, propiedad de uno de los asesinos para dirigirse hacia la ciudad de Cúcuta.
Según las autoridades, se trató de un crimen motivado por el ansia de dinero y poder de los delincuentes que lo perpetraron. En un primer momento, su objetivo era robarle un vehículo Corolla, pero al descubrir que ya lo había vendido, decidieron planificar la ida a Cúcuta para arrebatarle el dinero obtenido en la transacción.
El abogado, ajeno a los peligros que acechaban en su camino, confió en los hombres sin sospechar que su destino final sería la muerte a manos de los criminales. Se presume que los delincuentes hicieron una parada cerca de la Estación de Servicio Apartaderos, en la carretera San Cristóbal - San Antonio para someter a la víctima, golpeándola repetidas veces con un objeto contundente, presuntamente un tubo. Uno de los golpes le causó una fractura en el cráneo, y sus asesinos habrían actuado con extrema crueldad y ensañamiento que incluso le arrojaron sobre el rostro un líquido para que no pudieran reconocerlo, en caso de encontrarlo.
Asimismo, cabe destacar que no sólo fue víctima de brutales golpes en la cabeza con un objeto contundente, sino también en diversas partes de su cuerpo. El examen forense reveló que su cuerpo también exhibía fracturas en los brazos, las piernas y otras regiones, evidenciando así la cruel violencia a la que fue sometido.
Los acusados se apoderaron de una tarjeta de crédito y las llaves del despacho del abogado, luego arrojaron el cuerpo por un barranco, donde fue encontrado 20 días más tarde. Según informes, los cuatro individuos lograron extraer cierta cantidad de dinero de la cuenta del abogado utilizando la tarjeta de crédito en un cajero automático, pero no pudieron quitarle mucho debido a que sus cuentas bancarias fueron congeladas, pero lograron robarle aproximadamente 30 mil bolívares.
También ingresaron al despacho del abogado, ubicado en la 5ta avenida de San Cristóbal, donde robaron varios electrodomésticos, los cuales fueron recuperados por la Policía.
Supuesta fortuna
Cuando ocurrió el crimen, se decía que los criminales habían seleccionado al abogado debido a su supuesta riqueza. Sin embargo, los padres del abogado, Guillermina de Zambrano y José Victoriano Zambrano, afirmaron que eran una familia humilde y trabajadora, con un hogar modesto y limitaciones económicas, como la mayoría de los venezolanos que enfrentan dificultades económicas en el país, aproximadamente el 80 por ciento de la población.
Aunque la hipótesis del robo es la más plausible en este cruel asesinato, los investigadores no descartaron completamente la posibilidad de venganza. Cuando la Policía Técnica Judicial (PTJ) encontró el cuerpo del abogado, se hallaron prendas de gran valor en su posesión, incluyendo una cadena que llevaba puesta. Esto da pie a suponer que el móvil del horrendo crimen podría ser otro, o tal vez los perpetradores simplemente olvidaron arrebatarle la cadena. Sea cual sea el motivo, la comunidad tachirense quedó conmocionada por este inusual homicidio.
Sus familiares aseguraban que el joven profesional tenía numerosos planes y sueños para su futuro, incluyendo la posibilidad de realizar un posgrado en el extranjero. Además, manifestaban que su reputación como jurista recto y honesto era impecable, habiendo obtenido su título de manera destacada como Summa Cum Laude en la Universidad Católica del Táchira. Para ellos, estos detalles hacían aún más trágica la noticia de su prematura muerte y generaban un sentimiento de profunda tristeza.
A criterio de los funcionarios de la PTJ, el homicidio del abogado pudo ser esclarecido rápidamente gracias a las evidencias contundentes y pruebas fehacientes encontradas, las cuales revelaron de manera irrefutable la culpabilidad de los acusados, quienes además confesaron su responsabilidad en el hecho.
Los datos y las fotos de este hecho criminal fueron tomados de la Hemeroteca Estadal Pedro Pablo Paredes, ubicada en la sede del antiguo Alberto Adriani en San Cristóbal.
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