Pero este carismático líder espiritual de la India también tenía una perspectiva única sobre la felicidad. Más concretamente, Gandhi creía que la verdadera felicidad reside en llevar una vida sencilla y en servir a los demás.
Sobre ello contaba una de sus vivencias en su libro autobiográfico «Mis experiencias con la verdad» (1927):
"Mi profesión progresaba satisfactoriamente, pero distaba mucho de satisfacerme a mí. El problema de simplificar mi vida y de cumplir alguna actividad concreta al servicio de mis compatriotas, me seguía torturando, cuando cierto día llamó a mi puerta un leproso (...) Por consiguiente, lo albergué en mi casa, curé sus heridas y lo atendí como mejor pude. Pero no podría seguir, así indefinidamente. Me faltaba la voluntad necesaria para retenerlo siempre a mi lado.
Por tanto, lo envié al hospital del gobierno para los trabajadores indos. Pero me sentía angustiado. Deseaba cumplir algún trabajo humanitario de carácter permanente. ( ) Con lo cual pude trabajar en el hospital dos horas cada mañana ( ) Este trabajo me proporcionó cierta paz espiritual [ ] La experiencia me resultó muy útil cuando, durante la primera guerra de los boers, ofrecí mis servicios para cuidar a los soldados enfermos y heridos".
Sobre esta filosofía, una constante a lo largo de su vida, se pronunciaba más adelante: "Estoy cada vez más convencido de que la naturaleza humana es más o menos la misma, cualquiera que sean los climas en donde florezca, y si te diriges a las gentes con afecto y confianza, se te devolverán ese afecto y esa confianza multiplicados por mil".
Pero, además, para Gandhi, la felicidad no estaba vinculada a la riqueza material o al poder, sino a la paz interior y a la armonía con el mundo que nos rodea. "Vive más sencillamente para que otros puedan sencillamente vivir", es una de las ideas que legó para la posteridad.
Así, Gandhi abogaba por la idea de "sarvodaya", que significa "el bienestar de todos". "Nosotros tenemos que ser el cambio que queremos ver en el mundo", es una de sus citas más conocidas. Y es que, este sabio creía que la verdadera felicidad solo se podía alcanzar cuando cada individuo trabajaba para el bienestar de toda la humanidad, promoviendo la justicia social y luchando contra la opresión y la injusticia.
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