Marlyn Pernía | La Prensa Táchira.- En otros tiempos circulaba generalmente de boca en boca la presencia de un hombre alto y blanco en el Palacio de Los Leones, situado en la calle Bolívar, hoy calle 5, y que fue destinado como sede del gobierno del estado Táchira y de la Asamblea Legislativa.
Durante un largo tiempo, la empleada de limpieza de nombre Rosario llegaba muy temprano a esta edificación; saludaba a los policías y seguía hacia el archivo, como se relata la historia en las "Leyendas del Táchira" de Lolita Robles de Mora. "Cruzó el pasillo y cuando subía los escalones, un hombre alto y fuerte se le adelantó, caminó de prisa y su figura se perdió en los salones del archivo".
Ella estaba acostumbrada a ver la figura recia de aquel hombre que se paseaba por los corredores y jardines de la casa de gobierno para perderse en horas de la mañana, en la parte posterior donde se encuentra un túnel.
Una mañana al llegar la señora María, directora del archivo; luego Margarita, asistente de María; de pronto Margarita se puso pálida, sintió un escalofrío que recorrió todo su cuerpo por ver la sombra de aquel hombre y de quien no sabía nada.
A lo que María le dice "va hacia el túnel, es alto, blanco, buenmozo y de ojos penetrantes, tanto que produce escalofríos". En lo que Margarita le respondió: "¿Por qué viste de militar? ¿Y por qué pasa por aquí todas las mañanas?
"Porque era general. Este era su despacho y desde aquí dirigía y controlaba al Táchira", comentó María.
En ese momento, Rosario se acercó interesada por la conversación y comentó: "Todos los días lo encuentro a mi llegada, unas veces en el jardín, otras caminando por los pasillos o subiendo hacia estos lados, pero nunca saluda ni me mira".
La sorpresa fue mayor cuando María relata que "no es de este mundo. Es un alma en pena que vuelve a sus querencias, y se llama Eustoquio Gómez, quien fue el presidente del Táchira de 1913 a 1925, lugar que era su preferido y aquí tenía su despacho y todas sus dependencias".
La oscura historia
Desde allí, Eustoquio controlaba lo que sucedía en el palacio, ya que se veía perfectamente a todo el que entraba o salía y hacia dónde se dirigía.
Las tres mujeres se fijaron que ese era su observatorio donde "se quedaron mirando el ir y venir de los empleados y visitantes, que era un lugar estratégico de Eustoquio Gómez".
La directora María hace énfasis en que "él es su fantasma, él fue quien ideó y dirigió el trabajo del edificio en el que estamos".
Otros siguen afirmando que hay una sombra misteriosa por la razón de ser una construcción muy vieja y que también puede haber más secretos, pero son desconocidos, agrega el personal de seguridad, José Cañas.
Lo que comenta Cañas es que "el gobierno fue muy fuerte, él controlaba desde aquí la vida política, económica, social, religiosa y cultural del Táchira, nada escapaba a su dureza ni siquiera sus familiares".
La historia de Lolita Robles de Mora cuenta que cuando le comunicaron que estaba destituido por orden del general Juan Vicente Gómez, muchas ideas cruzaron por su mente, luego en la madrugada salió con Cecilia y sus dos hijos menores, Josefina y Eustoquio hacia Maracaibo. Llevaba muchas maletas con billetes y morocotas obtenidas en su gobierno.
Al fallecer en diciembre de 1935, se cuenta que su espíritu vaga por los jardines y pasillos de este palacio, donde aquel implacable mandatario dirigió al Táchira.
Cañas, quien ha escuchado rumores de la leyenda, asegura "que sólo los empleados con un largo tiempo pudieron haber visto o presenciado". Cuando "el desconcierto creció, pudieron confirmar por la exhibición de un retrato del presidente Eustoquio Gómez que se trataba de él".
La sombra que no siempre se deja ver, regresa a las que fueron sus dependencias y su despacho para perderse en el túnel.
La leyenda quedó encajonada en el misterioso silencio del jardín y edificación del Palacio de Los Leones, donde los hechos reales fueron olvidados como un mal recuerdo, en un tiempo en el que un hombre alto, buenmozo y rubio de ojos azules y mirada penetrante había sido el terror de los habitantes del Táchira. En una obra salida de una etapa de la arquitectura tachirense en el siglo XX, siendo él su auténtico y verdadero trasfondo de la creación de una construcción que hoy sigue en pie.
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