Ariana Moreno | La Prensa del Táchira.- Medio siglo después del golpe de Estado contra el Gobierno del socialista de Salvador Allende en 1973, los chilenos que aseguran fueron perseguidos por la dictadura cívico-militar, recuerdan cómo reconstruyeron su vida en Venezuela, uno de los países que les brindó refugio.
El relato del profesor Ítalo Cortés, es uno de los testimonios de las más de 200 mil personas exiliadas durante los los 17 años de Augusto Pinochet en el poder, según cifras de la Comisión Chilena de Derechos Humanos. Este jueves 14 de septiembre en la histórica Casa Steinvorth de San Cristóbal, Cortés contó frente a un grupo de alrededor de 50 personas los duros momentos que tuvo que atravesar al ser detenido en su país por tener ideas que suponían una amenaza para el sistema político establecido.
Contó que decidió exiliarse después de conseguir la libertad y ver cómo torturaban y asesinaban a sus camaradas. En febrero de 1974 llegó a Perú, donde trabajó por algunos meses pero la imposibilidad de conseguir una visa, lo hizo viajar a Costa Rica para trabajar como profesor de matemáticas.
Luego viajó a Venezuela un sábado del mes de agosto de 1974, en donde permanece hasta el día de hoy. Llegó a ciudad Guayana con 3 dólares en el bolsillo y la esperanza de regresar a su país. Inmediatamente se dio cuenta que en Venezuela eran "solidarios por naturaleza", prueba de ello dice , es la gran cantidad de europeos que llegaron al país y se integraron con gran facilidad. También los colombianos, quienes trabajaron, educaron a sus hijos e hicieron una vida en Venezuela.
De Guayana se vino al Táchira. Una frase lo convenció: "vete para Los Andes, allá hay cerros", le dijo alguien. En poco tiempo, el profesor Ítalo se incorporó a las aulas de la recién creada Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET), fue casi su fundador.
Los tiempos pasaron y no regresó a Chile, pese a que aún seguía pensando que debía hacerlo. Sus connacionales que al igual que él, hacían vida en las tierras andinas se separaron en dos grupos: unos que siguieron con su vida de militantes desde el exilio y se unieron a un grupo que conmemoraba cada año el 11 de septiembre de 1974, y otro grupo que decidió dedicarse a las cosas primarias de la vida. Al parecer, él forma parte de los dos.
Hoy, 50 años después los exiliados que aún permanecen en Venezuela intentan no olvidar lo que acaeció aquel 11 de septiembre de 1973 en Chile. Un hecho que de alguna u otra manera los llevó a salir de su país y que los condujo a otro que los recibió amablemente.
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