Guiomar López | La Prensa Táchira.- Superan las 38 semanas de gestación y el bebé está en posición de salida. Las contracciones agilizan su despertar a ese mundo exterior, mientras las dilataciones preparan al cuello uterino que termina como el canal de escape. La pelvis empieza a ceder en este proceso natural del alumbramiento, se siente dolor, pero con una madre preparada y anhelando este recibimiento tiene más peso la necesidad del primer beso a esa criatura que creció en sus entrañas.
Es un intento de descripción porque no hay palabras que encierren tanta emoción para las madres que manejan toda la información acerca del parto vaginal y comprenden que el cuerpo va cediendo por sí solo hasta celebrar la maternidad, sin creer en mitos que van desde daños en la vagina, falta de capacidad pélvica que las hace preferir la comodidad de una cesárea. En el parto vaginal hay que entender el dolor como natural y los beneficios que tiene de alistar al bebé, ya que despierta su cerebro, activa sus pulmones y el canal de parto finaliza con la inmunización del pequeño con la microbiota. En el caso de la madre la recuperación será más rápida.
Sin embargo, desde 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestra preocupación por el incremento de nacimientos por cesáreas que superan el promedio establecido, que va del 10 al 15% de la tasa de natalidad ideal que fijaron desde el año 1985, siempre y cuando el procedimiento sea clínicamente justificado. Para ese año, Latinoamérica era una de las regiones con más incidencia en cesárea, el tercer lugar lo ocupaba Venezuela con 52,4%, antecedido por Brasil con 55,5% y el primer sitial fue de República Dominicana con 58,1%.
La amenaza sigue presente porque en el reciente informe denominado "Tendencias y proyecciones de las tasas de cesáreas: estimaciones globales y regionales", ejecutado por la PNUD, la Unfpa, la Unicef, la OMS, el Banco Mundial Programa Especial de Investigación, Desarrollo y Formación de Investigadores en Reproducción Humana y la Fundación Bill y Melinda Gates advierten un crecimiento exponencial de cesáreas en el mundo desde 2018.
Esta data se extrae de un estudio en 154 países que cubren el 94% de los nacimientos vivos a nivel mundial, lo que da como resultado que el 21,1% de las mujeres dan a luz por cesárea. Un alza que se ha extendido en esta década a casi un tercio, expresado en ese 28,5% en la proyección para 2030.
"Las cesáreas son absolutamente esenciales para salvar vidas en situaciones en las que los partos vaginales suponen un riesgo, por lo que todos los sistemas de salud deben garantizar el acceso oportuno", dijo Ian Askew, director del Departamento de Salud Sexual y Reproductiva e Investigación de la OMS y del programa conjunto de la ONU en 2021 al cuestionar que no todas las cesáreas que se realizan actualmente son necesarias por razones médicas, intervenciones que pueden exponer al bebé al extraerlo de manera repentina e incluso con riesgos a ciertas enfermedades.
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