LA EDUCACIÓN EN VENEZUELA: UN DERECHO VULNERADO

Sistema educativo venezolano atraviesa una crisis profunda. La negación de recursos para la inversión, la deserción escolar, la violencia, la partidización política, la desprofesionalización y la desmotivación docente, son la expresión de la realidad presente. A la escasez de materiales, equipos, mobiliarios, bibliotecas, se suma el deterioro de la infraestructura educativa que se encuentran en condiciones precarias, sin servicios de agua potable, aguas negras, internet y fluido eléctrico. Los estudiantes carecen de libros, cuadernos, uniformes y útiles escolares, y para más detalles, los socialistas del siglo XXI acabaron con la alimentación escolar, potenciando la ausencia en las aulas de clase.

La deserción escolar es abrumadora, aún cuando el régimen oculta los datos, pero que diferentes Organizaciones No Gubernamentales (ONG) proyectan que la misma pudiera estar por encima del 20%, cifra que induce al abandono de la formación académica entre niños y jóvenes, superior al millón. Destacan entre las principales causas: la pobreza, la migración forzada, la inseguridad, el embarazo adolescente, y la falta de interés o motivación por los estudios. Hechos lamentables en un país que recibió millones de dólares por el alto precio del petróleo en la era de los revolucionarios del siglo XXI, pero que fue saqueado de las arcas del tesoro público por quienes ahora tratan de ocultar su irresponsabilidad culpando a la vaca.

La violencia se manifiesta en las instituciones educativas y fuera de ellas, en variados logos: embestidas físicas, verbales o psicológicas entre escolares, docentes y padres. Hurtos y vandalismo contra las instalaciones, o el personal educativo, y a quienes realizan las denuncias, les son violentados sus derechos. El profesor Javier Tarazona se encuentra tras las rejas desde el 02 de junio de 2021, por denunciar hechos de esa naturaleza, y de otros que socavan la soberanía nacional. Todo es asociado a la partidización, con la pretensión de imponer por la fuerza su ideología en contra de la pluralidad. Manipulan el currículo, contenidos, métodos y evaluación, para presentar su visión sesgada del contexto, generando la desprofesionalización, y la desmotivación del docente, que se traduce en perdida de la calidad de la educación. 

Restituir la calidad de la educación requiere de un gobierno con compromiso político e institucional, que defina políticas públicas responsables, direccionadas a la inversión en la educación, por encima de pretextos ideológicos. Incorporar a todos los actores involucrados en el proceso educativo, requiere también de desprendimiento y valoración de los mismos. La educación es un activo social, y un derecho humano que no puede dejarse en manos de improvisados. Los gobernantes no están facultados para sembrar la ignorancia en sus ciudadanos por simple capricho. Hay que apostar por un cambio de sistema de gobierno, que garantice el respeto a la pluralidad y la inclusión en el sistema educativo venezolano.

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